En esta ocasión les comparto mi reseña de El gran inquisidor, ese gran capitulo de Los hermanos Karamázov. Un saludo.
“Los tunantes me dan vaya con mi, al parecer, inculta y reaccionaria creencia en Dios. Esos imbéciles no han podido en la vida ni siquiera soñar una negación de Dios cual la que se expresa en mi Gran Inquisidor y todo el capítulo que le precede, y a la que responde el libro entero. Si yo creo en Dios, no creo a la manera de los tontos (como un fanático). ¡Y esos quieren darme lecciones y se ríen de mis cortos alcances! Esos estúpidos no han podido soñar siquiera con un poder de negación como el que yo he demostrado. ¡Y quieren darme lecciones!”
Esta frase de Dostoievski, tomada de sus Pensamientos Anotados, incluidos en el tomo III de sus Obras Completas y editado por la vieja editorial Aguilar nos anticipan cuál es el sentido de "El Gran Inquisidor".
Pocos libros pueden transformarse en otro, autónomo y con sentido propio aún formando parte de otro libro más grande y voluminoso. Me refiero con estos a que tranquilamente pueden editarse en forma independiente de la obra original y aún así, adquieren un relieve de importancia y significación que se suplementa o complementa al original que corresponde.
Podemos encontrar ciertos casos en la literatura. Haciendo memoria podría nombrar al fabuloso "Informe sobre ciegos", que se encuentra en libro "Sobre héroes y tumbas" de Ernesto Sábato, "El descenso a la oscura ciudad de Cacodelphia", ese maravilloso viaje dantesco de Adán Buenosayres a los infiernos porteños incluidos en el libro Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal o "La historia del Town-Ho", narrada por su capitán sobreviviente, editada como libro aparte y que se trata del capítulo 54 de Moby Dick, esa epopeya americana escrita por Herman Melville.
El caso de "El gran Inquisidor" es uno de los más emblemáticos dentro de esta sub categoría, para denominarla de una manera.
El "poema" como Iván Karamazov denomina a su exposición en este apartado del libro original y que le relata a su hermano Aliósha es de una actualidad tan contundente que ha sido debatido por muchos durante siglos: la existencia o no de Dios.
Iván sostiene su creencia de que sin Dios, todo está permitido y que es un concepto que Dostoievski elaborara previamente en los devaneos suicidas de Kirilov cuando afirma " En la piedra no hay dolor pero sí lo hay en el horror de la piedra. Dios es el dolor producido por el horror a la muerte. Quien conquiste el dolor y el horror llegará a ser Dios. Entonces habrá una vida nueva, un hombre nuevo, todo será nuevo."
Pero Iván eleva su teoría a otro nivel y la posiciona en la figura del Inquisidor que detiene al mismísimo Cristo que ha bajado a la tierra y camina junto a los hombres durante la época de la Inquisición en Sevilla, España. Iván le narrará a Aliósha su parábola sobre el Inquisidor y Cristo. Este viejo nonagenario terminará diciéndole al mismísimo Dios en su propia cara: "Yo no sé quién eres y no quiero saberlo: si eres Él o solamente su semejanza, pero mañana mismo Te condenaré y Te quemaré en la hoguera como al más malo de los herejes y ese pueblo hoy besaba tus pies, mañana mismo, ante un gesto mío, se lanzará a arrojar carbones a tu hoguera... Te quemaré por haber venido a molestarnos, pues si hay alguien que haya merecido más que nadie nuestra hoguera ese has sido Tú. Mañana te quemaré. Dixit."
Con esto despego a Dostoievski de la autoría del relato atribuyéndoselo a Iván Karamazov y explico por qué: porque justamente Dostoievski, como creador de la novela polifónica, deja a sus personajes llevar adelante su teoría mientras que él, como autor, da un paso al costado.
Esto es lo que define la polifonía en una novela, que posteriormente fue adoptada por varios autores. El concepto de "novela polifónica", puede leerse en el libro "Problemas de la poética de Dostoievski", escrito por el teórico ruso Mijaíl Bajtín, el cual recomiendo leer.
Para explicarlo más sencillamente, en "Frankenstein" tenemos tres narradores que son a saber, el capitán Walton, Victor Frankenstein y la criatura, pero en los tres casos las narraciones forman parte de una novela en la que las partes por separado cuentan su versión de los hechos y esto de ningún modo revisten características polifónicas. Simplemente son partes de una novela monofónica con tres narradores. En las novelas de Dostoievski todas las ideas de sus héroes sostienen la cohesión del argumento principal sin desvirtuarlo, logrando precisamente lo contrario: enriquecerlo.
Volviendo al Inquisidor, en primer lugar, es clave leer el capítulo precedente, "Rebelión", en donde Iván plantea casos que hablan sobre la extrema crueldad del hombre, también sobre el castigo y el perdón, pero que sirven para confirmar su descreimiento en Dios. También se aparta de la justicia divina sobre la crueldad manifestando en su declaración "Se habla en efecto de la crueldad "bestial" del hombre, pero esto es terriblemente injusto y ofensivo para las bestias: la bestia nunca puede ser tan cruel como el hombre, tan artística, tan plásticamente cruel.".
Iván se permite plantearse el beneficio de la duda a partir de su parábola y no comprende ni justifica la crueldad desmedida, poniendo ejemplos de maltrato a niños, a su modo de ver, los más indefensos, los que más sufren por el hecho de no poder defenderse (que incluso son casos reales, incluidos por Dostoievski en su "Diario de un escritor").
Su frases son ejemplificadoras y reforzarán su teoría en el Inquisidor: "...yo este mundo de Dios no lo acepto y aunque sé que existe no lo admitiré en absoluto. No es a Dios a quien no acepto, comprende esto, sino al mundo por él creado", a lo que Aliósha le replica acaloradamente. "Tu Inquisidor no cree en Dios. ¡Y ese es todo su secreto!"
Dostoievski nos habla desde la fe en Cristo como el más anciano y experimentado sacerdote y tengo la convicción de que el stárets Zósima es una extensión de su propia persona.
Será recordado por sus libros, por sus obras magnas como Crimen y Castigo, Los Demonios, El Idiota y Los Hermanos Karamazov, pero este pequeño capítulo en el libro, que fuera cruelmente criticado en su momento por los intelectuales y religiosos de su época (releer la frase que abre esta reseña) pone en claro los profundos planteamientos que se hiciera al final de su vida (recordemos que tardó tres años en escribir Los Hermanos Karamazov, publicándolo poco antes de su muerte), y estas preguntas en búsqueda de respuesta que tenía acerca de Dios, la religión, el ateísmo, el nihilismo exacerbado y tantos temas más que siguen siendo hoy de la más candente actualidad, siguen erigiéndolo como uno de los novelistas más grandiosos que diera la literatura rusa y mundial.
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