Hola, comparto con ustedes mi reseña de La casa de los muertos (también conocida como El sepulcro de los vivos).
"Nosotros somos hombres destrozados, triturados, deshechos; no tenemos entrañas. Por eso gritamos de noche."
No existe para mí mejor Dostoievski que el autobiográfico.
Fue, es y será "el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos", como decía Zweig; pero para llegar a esa profundidad, le fue necesario empezar con la suya propia y La Casa de los Muertos es un libro en el que el Dostoievski hombre se camufla en el personaje ficticio de Alexander Petrovich para narrar sus penurias en la prisión de Siberia.
La detención de Dostoievski en 1849 junto con el grupo revolucionario utópico de Petrachevsky y el posterior del simulacro de su fusilamiento (algo que lo marcaría a fuego y que narraría magistralmente a través de las palabras del Príncipe Mishkin en "El Idiota") derivaron en su posterior reclusión en Siberia y no iba a ser el mismo Dostoievski el que atravesara el portón de salida cuatro años después.
Dice en otra parte del libro: “Así pues, había vivido sin libros, encerrado en mí mismo, planteándome cuestiones, que intentaba resolver, y cuya solución me atormentaba frecuentemente… Pero jamás podré expresar todo esto…”
Ni él ni ningún otro hombre puede ser mismo en su vida a partir de una experiencia como esta. Incluso, Dostoievski afirma que para él era más difícil tener que convivir (con todo lo que esto conlleva cotidianamente) con asesinos, hombres embrutecidos, salvajes y delincuentes, que estar privado de la libertad que gozaba tiempo atrás.
Las distintas experiencias vividas en el presidio son contadas en forma frontal, visceral por momentos, pero nunca de añoranza a los viejos tiempos ni de arrepentimiento. Él fue un hombre que supo aceptar y afrontar las desgracias de su vida con hombría y sin flaquezas, más que las físicas, dado que toda su vida padeció de epilepsia. De hecho, tres capítulos de la segunda parte transcurren en el hospital donde fue internado por esta enfermedad.
Otro de los aspectos que Dostoievski desarrolla en profundidad es el de las cadenas y hierros que tenían que soportar sobre el cuerpo los prisioneros, algo que cobra real dimensión cuando narra la experiencia de cuando debían bañarse todos juntos en una especie de infierno de vapor y calor intolerable.
También es realmente crudo el modo en que nos cuenta la forma en la que los prisioneros eran azotados en sus espaldas y esto se relacionaba directamente a la gravedad de las penas que cumplían. Estos eran castigados en sus espaldas con varazos que iban de los 500 hasta los 2000 y se hacían en tandas, dado que era normal que el prisionero se desmayara luego de infligirles semejante un castigo tan violento en sus espaldas. Otros, directamente no lograban sobrevivir a este suplicio.
Cabe destacar también que durante todos los días estaban sometidos a trabajos forzosos sin misericordia. El castigo era la consecuencia irreversible y recíproca que se relacionaba al crimen cometido por el prisionero.
La primera parte culmina con dos capítulos que otorgan cierto alivio a tanto sufrimiento y crudeza y que tratan dos temas comunes a cualquier ser humano, por un lado la Navidad y por el otro, la posibilidad de algunos presidiarios de formar parte de una obra de teatro, lo cual es una manera de liberar tensiones a través de un personaje en acto.
En líneas generales y más allá de que por momentos ciertos pasajes de lecturas son terribles, es un libro al que le doy cinco estrellas, dado que lo que surge de lo narrado aquí, fue clave que todo admirador de Dostoievski (y los que quieran saber sobre su vida) pueda comprender (esa es la palabra) el por qué de muchas de las acciones y vivencias que experimentarán los personajes de sus novelas partir de 1850 y también una prueba de la fortaleza moral y la entereza humana que Dostoievski tuvo que sostener para no sucumbir en la vida.
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