Una nación pequeña sabe aquello que las grandes olvidan fácilmente: que su tiempo en esta tierra está contado, desde siempre y para siempre. Que es vulnerable. Mortal. Siempre cuestionada. Siempre constreñida a justificar la propia existencia. El himno nacional polaco empieza con las palabras: “Polonia aún no ha perecido”. ¿Puede imaginar a un ruso o a un chino cantando: “Aún no estamos muertos?”
- Milan Kundera en 1985
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