“Nunca he vivido sin religión y no podría vivir sin ella un sólo día, pero he podido pasar toda mi vida sin una iglesia. No soy representante de ninguna doctrina fija y establecida. Soy un hombre de cambios y transformaciones. Nunca he podido ser protestante o católico, partidario de Bach o de Wagner, para mí, la vida y la historia sólo tienen sentido y valor total en la diversidad con que Dios se presenta en inagotables configuraciones.“
Hermann Hesse(escritor, poeta, novelista y pintor Alemán nacionalizado Suizo)
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Sin divisiones entre gentes de todo el mundo. Sin odios doctrinales que separan en vez unir... Respetando a toda la naturaleza y cada cosa creada. Ser libre pensador.
No es necesario poner a Dios en un dogma para sentir su Creación .
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Título: La reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II (hacia 1605)
Autor: Juan Pantoja de la Cruz (1553-1608)
Estilo: Retrato, manierismo renacentista
Técnica: Óleo sobre lienzo; 120,1 x 84 cm
Ubicación: Museo del Prado, Madrid, España (Colección Real)
Hacia 1605. Óleo sobre lienzo, 120,1 x 84 cm. No expuesto
En este retrato de tres cuartos la reina Isabel de Valois (1546-1568) viste una saya de terciopelo negro con mangas redondas de las que asoman las manguillas de seda roja acuchilladas y bordadas con hilos de oro y plata. Va tocada con una gorra baja ladeada guarnecida de diamantes y rubíes, como los botones del resto de la saya. Así vestiría la francesa en acontecimientos solemnes, en los que enriquecía su atuendo con joyas como el collar, la cintura o la sarta doble de perlas. En su complicado peinado se entrelazan perlas y en un lateral se engarza un joyel compuesto por un diamante, un rubí y una perla, que heredará su hija Isabel Clara Eugenia y con el que también se retratará.
Como era muy común en el siglo XVI, los diamantes van teñidos de negro por su parte trasera. De su cuello asoma la golilla con pequeñas plaquitas de oro cosidas que vemos en otros de sus retratos. La saya va guarnecida de cintas rojas acabadas en puntas de oro con pequeños rubíes de la India y perlas que se describen en su inventario.
Aunque en la época en la que se realizó el original de este retrato aún vivía el príncipe don Carlos, su inestabilidad hacía desear un nuevo heredero varón, por lo que la maternidad sería fundamental para la nueva reina. A ello parece aludir la cabeza de marta de orfebrería que sujeta en una de sus manos, unida a una cadena de diamantes con guarnición de oro y esmaltes de colores que sostiene con la otra. Entre las cualidades de este animal de la familia de las comadrejas, descritas en las Metamorfosis de Ovidio, estaba la de concebir y dar a luz a través del oído o de la boca. En las cuentas de la reina se reflejan varias cabezas de martas de este tipo, con diamantes en la cabeza y pezuñas de oro y ojos de rubíes. Estas joyas se colocaban en pieles naturales haciendo de cabeza y de garras. Este accesorio, pocas veces representado en los retratos españoles, sí aparece en los italianos, tradición en la que Sofonisba se formó, y apunta a favor de su autoría.
Isabel de Valois se convirtió en 1560 en la tercera esposa de Felipe II, y Sofonisba pasó entonces a servirla como dama y maestra de pintura. Desde entonces retrataría en varias ocasiones a su señora. Ya en 1561 efigió a la reina y el retrato que hizo de ella se consideraba el mejor de todos. Maria Kusche identifica esta referencia con el original del que deriva la obra del Prado, del que se sacarían varias copias. Sin embargo, en la contabilidad de la reina joyas semejantes a las que luce en este retrato aparecen a partir de 1565-66, por lo que eso nos podría dar una pista sobre la ejecución del prototipo de Sofonisba, que se destinaría a la Galería de Retratos del Palacio Real de El Pardo que se ultimaba en este momento. En la descripción de la galería por Gonzalo Argote de Molina en 1582 dice que el retrato de Isabel de Valois del Pardo era de mano de Sofonisba. Perdido en el incendio de 1604, se hizo necesario que Juan Pantoja de la Cruz ejecutara una nueva copia hacia 1605. Se menciona en inventarios posteriores, como el de 1653, aún en la nueva Galería de Retratos de El Pardo. Su pista, cada vez más difuminada, se puede seguir en este mismo espacio hasta finales del siglo XVII.
Juan Pantoja de la Cruz, (Valladolid, 1553 – Madrid, 26 de octubre de 1608) fue un pintor español renacentista, especializado en el retrato cortesano con una estética que es todavía la del manierismo renacentista, formado en los modelos de Antonio Moro y Alonso Sánchez Coello.
Siguiendo la tradición del retrato flamenco, se esmeró en mostrar minuciosamente los encajes, vestidos y joyas de sus modelos, que situaba en pie, algo envarados y sobre un fondo neutro oscuro, o al lado de una mesa o un sillón frailero con intención simbólica. También las manos se dibujan con precisión, y con la misma intención simbólica reposan sobre la espada en los hombres, o llevan un pañuelo o un abanico en las mujeres.
Conforme a la tradición del retrato de corte y el magisterio de la escuela veneciana de Tiziano, los miembros de la realeza por él retratados aparecían austeros, sobrios y convencionalmente elegantes. En los poco agraciados rostros apenas hay estudio psicológico, primando la inexpresividad. Erguidos sobre inmensos cuellos blancos, los retratados miran fijamente hacia el espectador.
Fuentes:
wikipedia.org
museodelprado.es
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