Volvió una noche....
Días pasados, conversando con un amigo, me confidenciaba que un antiguo amor lo había llamado y él, en principio y a regañadientes, no muy convencido, había aceptado la propuesta de reunirse alrededor de dos copas. Y también me decía que ella se había portado muy mal con él y que había jurado no volver a encontrarse en su vida con dicha persona, lo cual me llamó la atención, pero "la carne es débil", pensé y entonces le canturreé la parte inicial de este tango del título.
Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad,
que tuve pena de recordarle
su felonía y su crueldad.
Me dijo, humilde: "Si me perdonas
el tiempo viejo otra vez vendrá,
la primavera es nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá".
El hombre se quedó un tanto asombrado y pensativo. Justo llegó otro amigo que participaría del diálogo al preguntarme porque entonaba yo ese tango. Entonces volvió a la palestra la confesión del atribulado contertulio que se debatía entre acudir a la cita, como había convenido, o llamarla y decirle que no pensaba volver a verla en la vida. Pero todo con muchas dudas. Entonces yo seguí canturreando por lo bajini.
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más
y así mi cariño, al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad,
sus ojos azules muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita pronto comprendieron,
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: "Es la vida", y no la vi más.
Ví que acusaba el golpe y no es para menos. Estos versos son demoledores...!!! ¿Cuántas personas, cuántos amigos, amigas y figuras públcas habrán pasado por este trance de descorrer los velos y regresar al pasado.? Ese fantasma del viejo pasado que tuvo momentos maravillosos y final triste y duro. Persigue la evanescencia del tiempo, su rebobinarse y romperse. Por eso me llega tanto el tema de Gardel y Le Pera. Porque es hondamente conmovedor de sentimientos y vivencias...
No le quise citar la primera bis del tema, porque el final es todavía más duro y tampoco herir al amigo que cargaba con todas las dudas del regreso a un tema que se había agotado y sólo podía traerle problemas, según su propia confesión. Le Pera termina desnudando al propio protagonista que no quiere volver al viejo amor y de paso se encuentra con su propia dolorosa realidad.
Volvió esa noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz,
y tuve miedo de aquel espectro
que fue locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar:
había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.
Tremendo. De repente pusimos la marcha atrás de los recuerdos y nos sentimos por un momento jóvenes, guapos, aventureros, hasta que una mirada al espejo nos devuelve a la realidad. Este tango reúne tantas experiencias que nos depara la vida, que lo escucho siempre con un respeto total y admiración por la dupla Gardel-Le Pera. Es un tema, repito, que me llega hondo.
Carlos Gardel lo grabó con la orquesta dirigida por el destacado músico argentino Terig Tucci que lo acompañó a Gardel en las películas que filmó en Estados Unidos y en sus grabaciones en Nueva York, como ésta del 20 de marzo de 1935 -3 meses antes de su muerte-.
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