TRANSLATE

Sunday, August 29, 2021

URUGUAY EL FLUJO NO PARA PERO DEBERIAN ESPERAR HASTA NOVIEMBRE.EL HEREJE MIGUEL DELIBES

 Venezolanos en Uruguay (NO apto para susceptibles)


URUGUAY EL FLUJO NO PARA PERO DEBERIAN ESPERAR HASTA NOVIEMBRE

Hola mis coterraneos salgo a Uruguay este viernes soy venezolano y llegó a boavista cuál ruta me recomiendan más economica
9
8 comentarios
Me gusta
Comentar
8 comentarios
Ver 7 comentarios más
Todos los comentarios

Así verán tu anuncio los demás usuarios, pero solo tú puedes acceder a esta vista previa.
URUGUAY
CUBANO
Esquizofrenia Perro........ Schizophrenia Dog…
Ver más
1 vez compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
Llega a más personas con esta publicación
Te recomendamos promocionar esta publicación para conectarte con más personas que podrían estar interesadas en Orlando Vicente.
Evelyn Peña hizo una pregunta en Uruguayos en España. 2te SStponhusoredh · Buen día para todos,el título de enfermería me sirve para poder trabajar ahí? O tengo que revalidar? 13 comentarios Gabriela Berrutti Canadá paga más y los enfermeros de Uruguay están más preparados, en otros países lo que hace un enfermero en Uruguay sólo lo hace un licenciado. El problema es el idioma.

Evelyn Peña hizo una pregunta en Uruguayos en España.

Buen día para todos,el título de enfermería me sirve para poder trabajar ahí? O tengo que revalidar?
3
7 respuestas
Me gusta
Responder
13 comentarios
Ver 6 respuestas más
Todas las respuestas

  • Gabriela Berrutti
    Canadá paga más y los enfermeros de Uruguay están más preparados, en otros países lo que hace un enfermero en Uruguay sólo lo hace un licenciado. El problema es el idioma.
-LAFRANCHI DICE "El lingüista estadounidense, William Lutz dijo: El doble discurso es un lenguaje diseñado para evadir la responsabilidad. Hacer que lo desagradable suene agradable. Y lo poco atractivo, atractivo. Pretende comunicar, pero en realidad no lo hace.
Está diseñado para engañar, a la vez que finge no hacerlo. Es utilizado por personas muy inteligentes y sofisticadas en el uso del lenguaje que saben que se puede lograr mucho con el uso del mismo.
Debemos prestar atención para no ser engañados y poder defendernos. Este lenguaje puede ser muy perjudicial para una sociedad, puede confundirnos a todos. Puede llevarnos al cinismo y al resentimiento.
Te ofrecen un producto que dice: “libre de azúcar”, pero en realidad tiene otros endulzantes, o jarabes y te dicen “sugar free”. --
"Te voy a responder a la pregunta que tanto te mortificaba: mi amor, no eres solo 'una cosa en mi vida', porque mi vida ya no me pertenece. Ahora tú, siempre eres yo".
Jean Paul Sartre
Puede ser una imagen de 2 personas y personas de pie
496
173 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
-Escribo ficción. Y la ficción es mentira. Puede ser una mentira verosímil o no, entretenida o no, que abre debates en la sociedad o no. Pero siempre mentira. Aunque una mentira que no pretende engañar, como sí lo hace otro tipo de discursos, porque advierte que lo es y se define a sí misma en el contrato ficcional. Quien está del otro lado acepta o no ese contrato. 

Con Marcelo Piñeyro, director de cine con una trayectoria y un prestigio que no hace falta que recuerde en esta columna, escribimos una serie de ocho capítulos, El Reino, que puede verse en la plataforma Netflix en más de 190 países. Aunque pasaron apenas dos semanas del estreno, tuvo un éxito de espectadores que no tiene antecedentes ni en nuestro país, ni en muchos otros sitios. Se escuchan personas hablando de El Reino por la calle, en los bares, en programas de radio o tevé (de espectáculos, políticos o deportivos). Se le han dedicado infinidad de notas de todo tipo en los medios gráficos, circulan memes con frases y personajes de la serie, caricaturas, reels en IG o TikTok. Netflix acaba de anunciar una segunda temporada y los fans de la serie invadieron las redes pidiendo precisiones sobre la fecha de estreno.

El Reino abrió un debate. Tal vez, ése sea uno de sus mayores e impensados logros: que a partir de lo que esta ficción cuenta, se haya habilitado en la sociedad una discusión que permita pensar en voz alta algo que estaba latente, que necesitaba hablarse puertas afuera, entre todos, discutirse. No sé si se le puede pedir mucho más a una ficción. Un escritor, como cualquier otra artista, ejerce su tarea con libertad. La libertad creativa es un derecho que, felizmente, hoy no sólo no se discute sino que, ante ataques, nuestra sociedad defiende como un valor que no estamos dispuestos a perder.

Sin embargo, algunos le piden más de lo que es a la ficción. O al menos a El Reino. Se le pide, casi, que no sea ficción, que quien la creó acepte algunas “indicaciones” de todo tipo que pretenden poner límites a la libertad creativa. Que el Pastor Emilio o la Pastora Elena no sean los que inventamos sino otros, más ajustados a los pastores que se describen desde las ciencias sociales, por ejemplo. O mejor dicho, los que describen algunos especialistas consultados en las ciencias sociales, cada uno con su campo de estudio acotado al que definieron al momento de hacer su propia investigación, y que por lo general deja afuera alguna provincia, alguna Iglesia en particular, algún fenómeno religioso o empresarial que no interesa para su estudio. Seguramente está bien que así sea. Yo no sé de investigación en ciencias sociales así que no opino sobre esos trabajos, más allá de que me interesen y los lea.

En la ficción no hay campo de estudio ni conclusiones fruto de investigaciones hechas con métodos científicos. Ni tiene por qué haberlos, a menos que quien la conciba los necesite para inventar ese mundo al que quiere darle forma. La ficción no propone  conclusiones a las que sí pueden arribar los investigadores de las ciencias sociales sino, como dije antes, un contrato ficcional: el espectador, el lector, sabe que eso que se le cuenta es mentira y, ante la propuesta, decide entrar o no a ese mundo que alguien abrió delante de él sin otra pretensión que contarle una historia.

Yo confío en ese otro y esa otra que está allí para decidir qué quiere que le cuenten y que no. Yo confío y defiendo la libertad de creación de quien quiera contar una historia. Los y las escritores de narrativa, guionistas, dramaturgos creamos personajes, y esos personajes, para bien y para mal, son únicos, no responden a un promedio, sino a una particularidad. Dar cuenta de todos los distintos tipos de pastores evangélicos que hay en la Argentina, desde el Chaco hasta Tierra del Fuego, en un solo personaje sería una tarea que a ningún guionista que quiera hacer bien su trabajo se le cruzaría por la cabeza. Ni siquiera “mostrar” por acá y por allí, en alguna escena sin necesidad dramática, que hay una infinidad de otro tipo de pastores diferentes a Emilio Vázquez Pena, para que nadie pueda decir que no sabemos que sí, que efectivamente, existen otros. Porque si lo hiciéramos, esa ficción no funcionaría, no abriría debate, no permitiría la discusión, no posibilitaría que los especialistas en la materia dieran su punto de vista sobre la realidad que estudian y de la que no se hablaba en el debate público del modo en que se habla después de un fenómeno como éste. 

En el arranque de Ana Karenina, Tolstoi dice:  «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». Y, claro, a la ficción le interesan más las familias y personajes que tienen conflictos, claroscuros, secretos, desgracias. 

Celebro que El Reino haya abierto un debate sobre ciertas iglesias y su relación con el poder. Sobre todo, acerca de cómo algunos partidos de derecha, desde Estados Unidos al sur del continente americano, han unido agenda con algunas iglesias para obtener beneficios que nada tienen que ver con la fe religiosa genuina de sus propios fieles, ajenos a esta manipulación. Porque en definitiva de eso habla El Reino. Del poder. Y ojalá la discusión pública se extienda a otros poderes de los que también se habla en la serie. Los servicios de inteligencia, por ejemplo. O la política y los políticos. O la justicia. O quién maneja hoy el mundo. En estos días aparecieron hilos maravillosos de personas que saben mucho más que yo de todos estos temas. Uno de los que más me interesó habla de irregularidades en el sistema judicial argentino cuando debe investigar casos de abusos, de desaparición de menores, de padres que reclaman por sus hijos e hijas en puertas que nadie abre, o que incluso cierran a pedido. Ojalá nuestra sociedad también habilite ese debate, el del funcionamiento de la justicia de las “pequeñas causas”, las que no ocupan las primeras planas de los diarios. 

En estos días recibí testimonios conmovedores de personas que vivieron muchos años dentro de algunas iglesias y que se sintieron identificadas por lo que cuenta El Reino: desde haber perdido su casa o gran parte de su patrimonio, hasta haberse sentido abusados de distinta manera. También recibí mensajes de personas que, por el contrario, se sintieron protegidas y ayudadas en iglesias evangélicas donde encontraron lo que buscaban. En algunos mensajes me cuentan que conocieron a pastores iguales a los de El Reino, y en otros que conocieron a pastores muy distintos, a veces mejores, a veces incluso peores. El mundo que cuenta esta serie es acotado, el que se abrió a debate es mucho mayor. Al debate podemos pedirle más debate, pero a la ficción no podemos pedirle que no sea ficción.

CP

ETIQUETAS
Publicado el
 
29 de agosto d EL DIARIO AR
-
60
Me gusta
Comentar
Compartir
18
3 comentarios
1 vez compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
3 comentarios
Ver 2 comentarios más
Todos los comentarios

  • Giovana Carballo
    No lo dejo hasta estar biem seguros dentro d un sño maso
    • Me gusta
    • Responder
    • Compartir
    • 8 min
La diva habló del dolor que siente por no haber podido despedir a su melliza, que murió el 1 de mayo de 2020, mientras regían fuertes restricciones para impedir el avance de la pandemia de Covid
1.7 mil
60 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
PAREJAS CONSCIENTES
Un hombre que se ha reciclado merece caminar junto a una mujer que se ha reinventado.
Una mujer que se ha autosanado merece evolucionar junto a un hombre que se ha priorizado.…
Ver más
Puede ser una imagen de 2 personas
2.2 mil
2 mil veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
-
🔴 EL LLANTO DE JONATAN VIALE | El periodista habló de Mauro y no pudo contener las lágrimas ante las autoridades América TV por homenajearlo. "Le dije a mi mamá que no llore y yo terminé así”, expresó.
270
8 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
Puede ser una imagen de 2 personas y barba
¿Llegaron a conocerse Tolstói y Dostoievski?
Estos dos gigantes de la literatura fueron contemporáneos y apreciaban la obra que el otro escribía.
Aunque resulte extraño Fiódor Dostoievski (1821-1881) y Lev Tolstói (1828-1910) no se llegaron a conocer en persona. Ambos trataban con escritores y críticos y respetaban el trabajo del otro, pero nunca nadie los presentó.
En 1855 Tolstói, un joven que aspiraba a ser escritor, llegó a San Petersburgo, y conoció a multitud de autores, incluyendo a Turguéniev y Nekrasov, pero en esos momentos Dostoievski acaba de salir de la cárcel y estaba exiliado en Siberia.
Cuando se publicó Guerra y paz en 1869 Dostoievski quedó impresionado. Trató entonces de conocer a Tolstói. En 1878 ambos asistieron a una charla del filósofo Vladímir Soloviev, pero no llegaron a conocerse.
Dos años después, Dostoievski iba a visitar a Tolstói en su finca de Yásnaia Poliana, pero sus amigos moscovitas le dijeron que Tolstói había empezado a detestar la vida social y vivía recluido. Cuando el 8 de junio de 1877, Dostoievski dio su famoso discurso sobre Pushkin, en el que lo calificó como "la cima de la creación artística", estaban presentes todos los escritores importantes de la época, excepto Tolstói.
Sin embargo, cuando Tolstói leyó Memorias de la casa de los muertos de Dostoievski quedó tan impresionado que en una carta escrita al crítico Nikolái Strajov dijo que "era lo mejor de la nueva literatura, incluyendo a Pushkin".
Un años después, en 1881, murió Fiódor Mijáilovich. Cuando Tolstói lo supo se lamentó profundamente.
En una carta personal escribió: "Nunca he visto a este hombre ni he tenido ningún tipo de relación con él, y de repente, cuando muere, entiendo que era el hombre más cercano a mí, cuya presencia más necesitaba...Lo consideraba un amigo, y no tengo dudas de que alguna vez nos veremos...". El último libro que Tolstói leyó en su vida, días antes de abandonar Yásnaia Poliana y morir en la estación de Astápovo fue Los hermanos Karamázov.
La segunda mujer de Dostoievski, Anna Snitkina, sí que conoció al matrimonio Tolstói. Se vieron en numerosas ocasiones y tras la muerte de Fiódor, Lev también le dijo que se arrepentía por no haber conocido al gran escritor.
44
3 comentarios
11 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
3 comentarios
Ver 2 comentarios más
Todos los comentarios

  • Hyrum Iquique Fajardo
    Fue una casualidad sin ningún significado que Tólstoi no tuviera la oportunidad de pararse de puntillas sobre una mesa para alcanzar, estrechar y besar la mano de Dostoievsky.
    • Me gusta
    • Responder
    • Compartir
    • 35 min
Cuando Yordenis Ugás bajó del ring con la victoria en la mano y el cinturón en la cintura, muchos creyeron que se había visto lo último de Manny Pacquiao. De pronto, la palabra revancha comienza a sonar en otro volumen y hasta se habla de una fecha tentativa en enero del próximo año.
22
1 vez compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
-
Un símbolo de los paseos por el antiguo barrio Yafo (o Jaffa), hermoso y sorprendente. Este es un naranjo que crece sin problemas aunque esté suspendido en el aire 🤯
¿Lo conocían?
Puede ser una imagen de árbol y al aire libre
117
20 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
2
Me gusta
Comentar
Compartir
0 comentarios
EL HEREJE (Miguel Delibes) EL HEREJE
«Asentada entre los ríos Pisuerga y Esgueva, la Valladolid del segundo tercio del siglo XVI era una villa de veintiocho mil habitantes, ciudad de servicios a la que la Real Chancillería y la nobleza, siempre atenta a los coqueteos de la Corte, le prestaban un evidente relieve social. Con el Duero, Pisuerga y Esgueva, antes de desmembrarse éste en los tres brazos urbanos, daban acogida, por un lado, a las casas de placer de la aristocracia, mientras facilitaban, por otro, una suerte de muralla natural a los periódicos asedios de la peste. El recinto propiamente urbano estaba circuido por huertas y frutales (almendros, manzanos, acerolos) y éstos, a su vez, por un círculo más amplio de viñas, que se extendían en ringleras por los cerros y el llano, hasta el extremo de que las calles de cepas, revestidas de hojas y pámpanos en el estío, cerraban el horizonte visible desde el Cerro de San Cristóbal a la Cuesta de La Maruquesa. En la margen izquierda del Duero, avanzando hacia el oeste, detonaban los nuevos pinares, en tanto, más allá de las grises colinas, en dirección norte, una ancha franja de cereal enlazaba el valle con el Páramo, una gran extensión de pastos y encinas habitada por los pastores de ganado lanar. Semejante disposición facilitaba el abastecimiento de la villa, tierra preferentemente de pan y vino, con un tinto flaco en los majuelos más próximos, alegres tintillos en la zona de Cigales y Fuensaldaña y los extraordinarios blancos de Rueda, Serrada y La Seca. Según normas de la Cofradía Los Herederos del Vino, monopolizadora de esta bebida, en Valladolid no podían ser vendidos mostos ajenos en tanto no hubieran sido consumidos los propios. Una ramita verde a la puerta de una taberna anunciaba cuba nueva y, en tales casos, los criados de casa grande, las criadas de casa media y los vallisoletanos más pobres en persona, formaban largas colas a la puerta del establecimiento, para decidir sobre la calidad del nuevo caldo. Amigo del zumo de cepas, el vallisoletano del siglo XVI hombre de paladar sensible, distinguía el vino bueno del malo, aunque gustara de ambos, de tal modo que la cifra de consumo por habitante y año ascendía a los doscientos diez cuartillos, guarismo que, descontando a las mujeres, no bebedoras en general, los niños, los abstemios y los pobres, expresaba una cantidad per cápita de mucho respeto.
Encajonada entre los dos ríos, la villa, de pequeñas dimensiones (donde, al decir de las gentes de la época, cuando el pan encarecía había hambre en España), componía un rectángulo con varias puertas de acceso: la del Puente Mayor al norte, la del Campo al sur, la de Tudela al este y la de La Rinconada al oeste. Y salvo el cogollo urbano, empedrado y gris, con una reguera de alcantarillado exterior en el centro de las rúas, la villa resultaba polvorienta y árida en verano, fría y cenagosa en invierno y sucia y hedionda en todas las estaciones. Eso sí, allí donde la nariz se arrugaba, la vista se recreaba ante monumentos como San Gregorio, la Antigua y Santa Cruz o los recios conventos de San Pablo y San Benito. Calles estrechas, con soportales a los costados y casas de dos o tres pisos, sin balcones, con comercios o tallercitos gremiales en los bajos, Valladolid ofrecía en esta época, con su vivo tráfago de carruajes, caballos y acémilas, un aspecto casi floreciente, de manifiesta prosperidad».
Vista de Valladolid en 1572 según un grabado de George Braun & Franz Hogenberg.
No hay ninguna descripción de la foto disponible.
122
28 veces compartido
Me gusta
Comentar
Compartir
-

No comments:

Post a Comment