Héctor: He visto este momento en mis sueños. Haré un pacto contigo. Con los dioses como testigos, hagamos la promesa de que el ganador permitirá al perdedor todos los rituales funerarios adecuados.
Aquiles: No hay pactos entre los leones y los hombres.
Troya (2004) Wolfgang Petersen
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TELÓN PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE TOKIO 2020: ¡ARIGATO, JAPÓN!
La llama Olímpica se ha apagado y el telón se ha bajado en unos Juegos memorables e históricos. Los atletas han sido alabados por ser "verdaderos Olímpicos", mientras se ha pasado el testigo a París 2024
Y con el fin de unirme al agradecimiento al pueblo japonés, hoy publico esta obra de arte:
LA GRAN OLA DE KANAGAWA, LA PINTURA JAPONESA MÁS FAMOSA DEL MUNDO.
¿Alguna vez te has sentido fascinado por el descubrimiento de una obra de arte al recorrer un museo? Detrás de cada obra de arte existen muchas historias que contar. Y La gran ola de Kanagawa, la pintura japonesa más conocida del mundo, no es una excepción.
Esta obra es una estampa xilográfica realizada en el S XIX por Katsushika Hokusai que representa al mar embravecido. Una ola gigante a punto de romper llena casi toda la mitad izquierda de la imagen. Entre las olas, varias embarcaciones con gente a bordo intentan mantener el equilibrio. A lo lejos, en el centro de la pintura, aparece el protagonista indiscutible de la naturaleza de Japón: el Monte Fuji.
Su creador, Katsushika Hokusai, fue un artista del Ukiyo-E que vivió en la ciudad de Edo (actual Tokio), entre finales del S XVIII y principios del S XIX.
El pintor fue uno de los principales representantes de este género. Además de números dibujos e ilustraciones, realizó una gran cantidad de xilografías, dentro de las que destaca La gran ola de Kanagawa, que desde que apareció fue un éxito en ventas.
Los Ukiyo-E al ser grabados en madera, se caracterizaban por ser una forma de arte accesible a todos los públicos.
La gran ola fue una de las obras de arte japonesas que más sorprendió a occidente.
A partir de la primera mitad del S XVII, Japón impuso unas limitaciones muy estrictas al comercio y los viajes al extranjero, en el marco de una política de aislamiento que duró casi dos siglos.
Cuando finalmente decidieron abrirse al mundo, las obras de arte llegaron a Europa en muy poco tiempo. Sin embargo, aun durante la época de aislamiento, varios artistas japoneses habían conseguido acceder a una parte del arte occidental y utilizaron estas técnicas para enriquecer sus obras.
La estampa xilográfica de Hokusai refleja ese conocimiento de la tradición europea, ya que la profundidad del espacio y el efecto tridimensional no existían hasta ese momento en el arte japonés. Además, el azul (azul de Prusia) que empleó en la estampa, era un color que en aquella época se asociaba con occidente.
Por eso, las obras de Hokusai fueron una novedad tanto en Japón como en el extranjero.
Referencias tomadas de:
Sobre el autor de la obra:
KATSUSHIKA HOKUSAI
Japón, 1760–1849
• Ukiyo-e
Maestro del Ukiyo-e (浮世絵), o el arte de los grabados japoneses entre los siglos XVII al XX, Hokusai fue uno de los artistas más prestigiosos de Japón y desde luego el artista japonés más internacional.
Sus dibujos, llegados a París a mediados del siglo XIX, fascinaron e influyeron en todos los impresionistas, de Monet a Van Gogh.
Pero su influencia no acaba ahí: hay quien asegura que sin Hokusai, variadas disciplinas artísticas como la xilografía moderna, el diseño gráfico, el cómic, el manga e incluso el tatuaje no serían los mismos.
Artista de una humildad legendaria, se consideró siempre «un simple aprendiz» y firmó sus obras con distintos nombres, como «Shunro», «Sori», «Kako», «Taito», «Gakyonjin», «Iitsu» y «Manji».
Muy trabajador, se levantaba temprano y pintaba hasta la noche, dibujando hasta el último día de su vida. Pese a ser un anciano, en sus últimos días fue adquiriendo más y más energía y espontaneidad. Gozó de un gran prestigio en la comunidad artística japonesa y sus grabados llegaron a occidente, donde los jóvenes artistas supieron captar su evidente y original genio.
Hokusai se integra con pasmosa facilidad en la cultura popular occidental. De hecho, fue el primer japonés en exponer fuera del país y sus imágenes son ya iconos globales de la historia del arte.
Al abandonar el costumbrismo tradicional y entregarse a paisajes dinámicos, místicos, peligrosos… en los que la figura humana juega un papel secundario, se hace evidente que tenía muchos puntos en común con el romanticismo.
Pero plasmó también escenas de la nueva sociedad japonesa, ilustraciones para cuentos de fantasmas, retratos de actores y unos excelentes dibujos eróticos.
Para el, el arte era un juego, una forma de divertir y divertirse.
[…] a la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia […]
Miguel Calvo Santos, 27-09-2016
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