Sin duda, nos llegará a cada cual nuestra hora...
En el mejor de los casos, saldremos de un consultorio médico con semblante cabizbajo ante el diagnóstico de alguna enfermedad que será la antesala de nuestra recta final.
Ahí terminará la arrogancia por conquistar el mundo, por creernos invencibles, por tentar al cuerpo a sus propios límites y por vanagloriarnos de nuestra salud temporal. Recordando que, entre vivir al máximo o vivir a medias, está esa absurda ‘seguridad’ que tenemos todos de que “hoy no moriré”.
Llegamos medidos... tenemos los días contados, nuestros órganos nos permiten sólo un determinado número de placeres, experiencias que sólo se gozan antes de que la costumbre las haga rutina. Nada es para siempre. Todo monte se allana, todo carácter se ennoblece, toda verdad es temporal...
Vivir sólo cuesta vida.
#merareflexion (fragmento)
Aporte realizado por César Sánchez Manríquez
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