El asunto es que los colonizadores españoles exterminaron a la población nativa: los indios y solo quedaron unas tribus en lo más intrincado de las montañas de Guantánamo: Caridad de los Indios.
Después vino la emigración colonizadora española y de otros países europeos. El porciento de blancos era muy superior al de los esclavos negros que trajeron de África y estos se reprodujeron como conejos al punto de representar un gran porciento del pueblo cubano, sobre todo en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo.
Después llegó al poder Fidel Castro y él se encargó de exterminar mediante la emigración a Miami a una gran proporción de la raza blanca que sabía que el comunismo no era bueno ni para el alma ni para el cuerpo.
En los años posteriores continuó el flujo de los blancos hacia el extranjero, claro, algunos negros se colaron en la estampida. Cambió el promedio de la raza negra que alcanzó un 60% en el país.
Cuando vino la miseria del Periodo Especial se produjo una emigración masiva por mar, antes había ocurrido la de Mariel donde se fueron la mayoría blanca que quedaba en el país, y así fueron emigrando hacia cualquier país que los acogiera, tantos blancos remanentes como mulatos fornidos.
Ya se había producido un desbalance en la población cubana, casi todo el mundo era mestizo y actualmente ni hacen una ceremonia de matrimonio pues cuesta mucho al modo cubano. Solo los católicos y otras denominaciones cristianas siguen con la vieja tradición del enlace de por vida en sus Iglesias.
Ahora, todo el mundo quiere zafar del Comunismo con careta más humana. Cuando fui a Cuba hace pocos años hasta la familia de la presidenta del comité de la cuadra- soplona improvisada- nos denunció, a mi padre y a sus hijos de intento de huir del Castrismo a través de la Base Naval norteamericana que estaba cerca de Guantánamo. Nos denunciaron, agarraron preso a mi padre y a mis hermanos y yo-el mayor tenía entonces 15 años- nos torturaron psicológicamente en la Seguridad del Estado, frente a nuestro padre que no podía abrazarnos ni hablarnos. Pues esos del Comité que no denunciaron habían colocado un negocio de “Cuenta Propistas” en el corredor de su casa, donde vendían todo tipo de cosas. Cuestión de adaptación a los nuevos tiempos de los que no tenían principios algunos.
Y la población de Santiago de Cuba y Guantánamo era mayoritariamente negra o mestiza, solo esperando a un extranjero o familiar del exilio que le diera una mano: zapatos Nike, vaqueros Levi’s o championes Adidas. A propósito, ¿Recuerdan que Fidel echaba pestes contra las trasnacionales capitalistas del primer mundo? Pues él fue el primero que en su convalecencia de su gran operación quirúrgica aparecía vestido con un traje deportivo con su nombre y la etiqueta de Adidas. En ese detalle que nadie comentó yo me fijé en el noticiero cubano. Bueno, ya Fidel sabía que el comunismo como él lo concebía fue un fracaso. Sus herederos, todos blancos, se encargan de conservar su legado con viejas frases del legendario líder, aun sin saber que el pueblo está ya saturado de estas y lo que quiere es comida: huevo, pan, harina, y todo lo esencial para vivir, sin lujos pero en su tierra, a excepción que alguna bella mulata o forzudo mulato se empate con un extranjero y lo lleve hacia Europa o a Groenlandia, no importa, la cuestión es salir de ese infierno cubano que cada vez se parece más al venezolano.
-¿Y dónde nació usted?-le pregunté.
-Yo soy ciudadano del mundo. He estado por todo el globo terráqueo, en Cuba cuando Batista y cuatro años bajo el gobierno de Fidel Castro.
-¿Y en qué trabajaba usted?
-Bajo del mar- me respondió con énfasis. Yo quise gastarle una broma:
-¿Buzo Acaso?
- Pues sí. Mi trabajo era explorar las barreras coralinas cubanas, la gran muralla de coral de Australia y así por todas las barreras famosas del mundo.
Yo quise salir de una gran duda que tengo desde hace años:
-Usted sabe si en Cuba continúan premiando en el Festival de Cine anual de la Habana con el “Premio de Coral Negro” aun hasta a los técnicos de producción de filmes.
-No sé. Hace tiempo que no visito Cuba, con la miseria que hay, además, hay que cuidar el coral del mundo. A nosotros no nos permitían ni arrancar un mínimo trozo de coral ni de la Gran Barrera de Australia.
Y continuó:
-Pero yo he hecho inversiones en Bariloche, Argentina, en Italia, en el Uruguay y ahora pienso invertir en Miami, buena para los negocios. ¿Han visto ustedes la caja de cristal llena de juguetes donde por unas monedas se insta a un niño a agarrar un osito de peluche?
-¡SI!-dijimos todos al unísono.
-Pues esa caja la invente yo tiempo atrás en Italia pero mi socio en esta empresa murió de repente y ya sin capital tuve que dejarla, otro me robó la idea y así marchó por todo el mundo.
A todas estas el uruguayo que hablaba todo el tiempo se había arrinconado en su silla y permanecía en silencio.
-¿Usted sabe lo que es un Espeto Corrido?- pregunté para darme importancia.
-Como no. Si he invertido en Brasil también y lo conozco hasta su idioma.
-¿Usted sabe que allí probé unos ñoquis a la Caruso que me hicieron cantar un aria de Puccini?
-¿Cuál aria? ¿La Traviata?
-No. La Tosca, Madame Butterfly, Manon Lescaut y otras más del compositor italiano.
A toda esta, todo el mundo permanecia en silencio, pendiente de nuestra conversación.
-¿De verdad es usted cubano? Porque no lo parece-dijo.
-¿Su nuera no ha aprendido de la rica historia musical italiana?-pregunté.
-No. Ni tan siquiera ha aprendido el himno italiano que aceptamos. Yo, mire, soy ciudadano del mundo como ya le dije. He visitado a la antigua Unión Soviética cuando era el imperio comunista, a Bulgaria, a Alemania antes y después de la caída del Muro y a Rumania post Ceacescu. Yo he recorrido el mundo en cruceros o en aviones, nada me falta por visitar. Yo soy un viajero nato, en ningún lugar me quedo mucho rato. Y ahora me voy a Miami a continuar con una empresa.
-¿Y de qué empresa se trata?-pregunte indiscreto.
El anciano no respondió. Me dio un beso en la cara y otro a la Chiqui, saludo a todos los presentes y salio por la puerta para su apartamento.
Todos quedamos en silencio por unos segundos. Uno dijo:
-¿No escucharon su apellido? Pues es un judío charlatán que solo está esperando vivir en Miami para resguardarse del frio de Uruguay.
Será el judío Errante-y dije a continuación -Pues es un pobre anciano que necesita que alguien lo escuche en silencio y sabe que todo el mundo se deslumbra ante un gran empresario. No ven que tenía la bragueta abierta. Ni solo sabe cuidarse para ir a un almuerzo de cumpleaños. El antisemitismo está obsoleto. Es en realidad un pobre ciudadano que espera ya morir en paz.-dije yo para justificar a mi viejo amigo delirante, parece que todos habían creído las fantasías del pobre anciano.
Llegó el momento final. Las mujeres se dividieron alrededor de la Chiqui a hablar de sus últimas operaciones-una se había hecho una colecistectomía hace nada menos que un mes y solo comió gelatina de cereza, otra de Cómo la bicicleta fija le había bajado la diabetes mellitus, otra, la más anciana como de 90 años solo miraba los celulares-sobre todo el mío-para sonreír con su boca pintada de un rojo subido y salir bien en las fotos. Aquello se convirtió en un salón de espera de una consulta médica. La única que no se quejaba de nada era la dulce y buena de la Chiqui.
Los dos jóvenes solo empezaron a intervenir cuando cada cual hablo de su auto, marcas, velocidades y todo ese rollo. Yo pregunté tranquilamente, ya adosado a la esquina masculina, que ¿Dónde era la zona Roja de Maldonado? Para conseguir putas. Solo los jóvenes respondieron y me recomendaron varios lugares y precios.
Yo solo había bebido refrescos sin ningún alcohol. P… mi primo, no podía conducir de noche a Montevideo por lo que lo que se iría a casa de mi hermano, frente a la Playa Brava.
Yo quedé con una preocupación ya que se me había subido el espíritu conservacionista y ecológico: darán todavía en Cuba en el Festival de Cine el trofeo del Coral Negro.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
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