“Scarlett O’Hara no era bella, pero los hombres no solían darse cuenta de ello hasta que se sentían ya cautivos de su embrujo, como les sucedía a los gemelos Tarleton. En su rostro contrastaban acusadamente las delicadas facciones de su madre, una aristócrata de la costa, de familia francesa, con las toscas de su padre, un rozagante irlandés. Pero era el suyo, con todo, un semblante atractivo, de barbilla puntiaguda y de anchos pómulos. Sus ojos eran de un verde pálido, sin mezcla de castaño, sombreados por negras y rígidas pestañas, levemente curvadas en las puntas. Sobre ellos, unas negras y espesas cejas, sesgadas hacia arriba, cortaban con tímida y oblicua línea el blanco magnolia de su cutis, ese cutis tan apreciado por las meridionales y que tan celosamente resguardan del cálido sol de Georgia con sombreros, velos y mitones”.
Margaret Mitchell | “Lo que el viento se llevó” (1936)
Falleció en Atlanta, Estados Unidos, el 16 de agosto de 1949
Nota: Ofrecemos aquí el inicio de “Lo que el viento se llevó”, sin duda, uno de los más conocidos clásicos de la literatura norteamericana. Se publicó en 1936 y al año siguiente ganó el Premio Pulitzer. Sin embargo, la fama mundial le llegó en 1939, cuando se adaptó al cine con una película destinada a estar entre las más importantes e influyentes de todo el siglo XX. Nosotros recomendamos también la lectura del libro, pese a que algunos párrafos sean hijos de su tiempo y generen controversias. Por cierto su autora no volvió a publicar en vida otra novela, algo, desde luego, sorprendente.
Margaret Mitchell en la década de 1920.
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