Los sueños, como es bien sabido, son algo
extraordinariamente extraño: algunas cosas se te presentan con una claridad pasmosa,con unos detalles minúsculos, y otros transcurren como si estuvieras sobrevolando el tiempo y el espacio, sin darte cuenta en absoluto. Parece que los sueños no los dirige la razón, sino el deseo; que no es la cabeza, sino el corazón, y mientras tanto, ¡qué cosas más astutas se le antojaban a mi razón durante el sueño!(Sueño de un hombre ridículo, Dostoievski)
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