El libro de los amores ridículos (1969)
Milan Kundera (1929-)
Milan Kundera nos obsequia una serie de relatos –sin olvidar criticar al régimen totalitario implantado en su país– sobre el amor y sus complicaciones y hasta dónde pueden llevar estos, hacia lo complejo, lo irónico, lo irracional…lo ridículo. Divide la obra en siete partes que no llevan relación alguna –menos la cuarta y la sexta, donde aparece un personaje común– pero que giran en torno a la relación de pareja, el tiempo transcurrido y la ubicación que les da en la vida a cada uno de los personajes.
Primera parte: Nadie se va a reír. Una serie de mentiras y reticencias hacen que el profesor de Historia del Arte se meta en un engorroso y enmarañado conflicto, debido a no querer ser demoledoramente honesto se ve envuelto en una gran bola de “chismes” que parece va a terminar con su carrera como catedrático.
Segunda parte: La dorada manzana del eterno deseo. Un par de catedráticos en edad madura, donjuanes y galanes se disponen a salir de “cacería” el fin de semana, uno en particular tiene un sistema muy bien armado para sus conquistas, él otro lo sigue con lealtad, aunque la verdad tiene un objetivo mucho más preciso.
Tercera parte: El falso autoestop. Una pareja joven sale catorce días de vacaciones, su destino son las montañas. Él conduce y es impasible, ella es celosa en extremo, pero busca la mejor forma de divertirse. Las circunstancias los coloca ante un juego perverso, se hacen pasar por extraños, ambos deben de cambiar su persona y trocarla en un personaje distinto, ella hace de autoestopista y él de quien le da el aventón. Sin darse cuenta de ello, ambos se enfrentan a un descubrimiento interior que puede ser atroz, tal juego los lleva a convertirse en lo que más detestan y critican y en algún momento a la liberación de sus propias inhibiciones.
Cuarta parte: Symponsion. Los médicos de guardia en un hospital tienen su momento de reposo y buscan afianzar su amistad bebiendo. Se dan tiempo para flirtear y entre requiebros y coqueteos las cosas no llegan a buen puerto, hay molestia, enojo y frustración. El escritor coloca una oportuna discusión que le permite describir a cada personaje y mostrar la verdadera forma de ser y pensar de cada uno: lo astuto y ligero de uno de ellos, lo metódico y analítico de otro; lo desparpajado y sin compromiso de la siguiente y de lo que buscan los otros, con esto los dota de alma y de carácter. No todo es bueno, las cosas se salen de control y un suceso los conmociona y como todo ser humano buscan culpables, dan explicaciones a partir de suposiciones e hipótesis que terminan por convertirse en subterfugios de expiación y exoneración.
Quinta parte: Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes. El encuentro después de quince años de dos personas, una en el inicio de su madures, la otra en el final de la misma. Él desea repetir lo acontecido años atrás, cuando era un adolescente, ella lo duda, se resiste, pero él insiste, aunque no convencido de lo que encontrará. Ambos se colocan ante la eterna disyuntiva de la belleza, el deseo y el tiempo.
Sexta parte: El doctor Havel al cabo de veinte años. El escritor retoma este personaje y lo coloca veinte años después de symponsion. Ahora maduro, casado y con problemas de salud. Decide internarse en un hospital terapéutico para aliviar sus males vesiculares. Se encuentra que el hospital tiene una revista que se imprime mensualmente y que el editor es un joven lleno de curiosidad y de ganas de vivir aventuras amorosas. El doctor lo capacita para ser un conquistador, le da consejos de vida y le muestra su filosofía de vida. Estando ya instalado se percata de que su “masculinidad” ya no es la misma, las mujeres ya no lo aceptan tan fácilmente, su edad le complica su donjuanesca virtud y se sirve de su mujer para reactivarla.
Séptima parte: Eduard y Dios. Es la Checoslovaquia comunista, donde le régimen implantado es rigido, y no permite desvíos en sus burócratas. Eduard es un joven que sale de la universidad y necesita trabajar. Ingresa como docente a una escuela. En ese mismo tiempo se encuentra de noviazgo con Alice, joven que observa la fe cristiana y por lo mismo se resiste a los deseos de Eduard. Este urde una estratagema que hace sospechar al grupo censor de la escuela, pero a su vez le abre el camino hacia su novia. Sin darse cuenta de los cambios Eduard se va internado hacia un encuentro entre sus ideas y su naciente fe.
Al final de todas las historias sacaría de provecho que Milan va en pos de demostrar lo caóticas que pueden ser las relaciones humanas; donde a pesar de que son gente educadas, de un nivel económico estable y una cultura respetable, al final son personas con un sinfín de virtudes y defectos, corteses y educadas, hoscas y agresivas que pueden intercambiar sus lealtades por complicidades. Lo que me llama más la atención es que el autor finca sus ideas en las relaciones sexuales y sobre todo desde el punto de vista de la egoísta masculinidad, le hace honor al hedonismo. Proyecta su preocupación por el paso del tiempo y la vejez acontecida.
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