Con esta frase cargada de ironía recordamos al compositor suizo nacido un 10 de marzo de 1892.
Arthur Honegger: Durante la década de 1920 perteneció al grupo de compositores franceses conocido como Les Six. El reconocimiento internacional le llega en 1924 tras el estreno de El rey David. Del resto de su producción cabe destacar Cris du monde (1930-1931), el oratorio Juana de Arco en la hoguera (1938), la ópera Judith (1925), sus cinco sinfonías y el original drama lírico Antigone, la opereta Les aventures du roi Pausole y el ballet Sémiramis (1914).
En 1938 fue nombrado Miembro del Instituto de Francia, y en 1948 Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zurich. Casado con Andée Vaurabourg en 1927.
Falleció en París el 27 de noviembre de 1955.
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