En otra ocasión, mientras Tolstói y Gorki estaban sentados en la terraza y Chéjov paseaba por el parque con la más pequeña de las hijas de Tolstói, éste señaló a Chéjov y le comentó a Gorki: “¡Ah, qué hombre entrañable, qué excelente! ¡Modesto y tranquilo como una jovencita! Y camina como una jovencita. Es prodigioso.”
En esa época, Tolstói anotaba en su diario: “Me siento feliz de amar a Gorki y a Chéjov.”
- Natalia Ginzburg
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