DOÑA ROSITA LA SOLTERA (Federico Gª Lorca).
Una noche, adormilada
en mi balcón de jazmines,
vi bajar dos querubines
a una rosa enamorada.
Ella se puso encarnada,
siendo blanco su color;
pero, como tierna flor ,
sus pétalos encendidos
se fueron cayendo heridos
por el beso del amor .
Así yo, primo inocente,
en mi jardín de arrayanes
daba al aire mis afanes
y mi blancura a la fuente.
Tierna gacela imprudente
alcé los ojos, te vi
y en mi corazón sentí
agujas estremecidas
que me están abriendo heridas
rojas como el alhelí.
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