"Y no crea que exagero, porque realmente tengo minutos horribles de tristeza y pienso entonces que me es imposible comenzar una nueva vida habiendo perdido todo conocimiento, toda consciencia de lo real; y mi despertar, luego de fantásticas noches, me es verdaderamente penoso. Sin embargo, contemplo a mi alrededor a la muchedumbre humana rodar en el torbellino de la vida, de esa vida real que no se desvanece como un sueño, de la vida que se renueva continuamente, siempre joven. En cambio mis ensueños son siempre los mismos, tristes, banales, esclavos de la sombra del pensamiento, de la primera nubecilla que nubla el sol, entristeciendo los corazones tan amantes de la luz. Los ensueños se cansan, se agotan, se transforman en polvo y, si una nueva vida no viene a alimentarlos, es de este mismo polvo de donde la vida fantástica renacerá. Sin embargo, el alma tiene otros anhelos. Y el soñador busca en vano en sus viejos sueños una chispa que reanime su corazón helado y haga renacer todo lo que le fue tan querido, tan tierno, tan bello. Aquello que arrancaba lágrimas a sus ojos y lo engañaba maravillosamente. Estoy aun obligado a festejar los aniversarios de mis pasiones, de lo que he adorado siempre y que, en realidad, no existe porque estos aniversarios me recuerdan los sueños estúpidos e inútiles que en su tiempo desaparecieron. Porque los sueños también se desvanecen, ¿verdad? Me gusta recordar los lugares en que fui feliz, volverlos a ver; me encanta vivir el presente a través del recuerdo del pasado y, a menudo, vago sin objeto, tristemente, como una sombra. Y me pregunto: ¿Adónde han ido tus ensueños? ¡Que rápidamente van pasando los años! Lo mejor de tu vida ha muerto. Contempla ahora como todo está helado a tu alrededor; pasarán más años y siempre vivirás en tu horrible soledad. Tu universo fantasmagórico palidecerá, tus quimeras se derrumbaran como las hojas amarillentas de los árboles cuando llega el invierno. ¡Que triste es estar solo!" - Noches Blancas~ F.D.
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