Situación que nos recuerda el cuadro de Edvard Munch: «El grito», pues ¿qué es una sociedad de hombres y mujeres inconscientes, dopados, en definitiva, castrados para lo espiritual-intelectual, sino una visión del horror? Estamos en una fase de colapso del orden mundial, debido precisamente a un movimiento expansivo desbocado e imparable. Dicho de otro modo, a un oscurecimiento galopante de la luz. Y el movimiento centrífugo si perdura indefinidamente tendrá un final que en última instancia es el fin del mundo en el que se produce.

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