′′ Las nalgas de Hércules eran como un viejo escudo de cuero, ahumadas por la larga exposición al sol, además del soplo ardiente de Caco y del toro cretés. Cuando Hércules capturó a los dos burlones Cercopi, que venían a robarle y robarle el sueño bajo especies de fastidio-se tafani, después de obligarlos a recuperar forma humana los colgó ambos de pie en una viga y se los cargó en los hombros, balanceándose el Peso. La cabeza de los dos minúsculos sinvergüenzas colgaba a la altura de las nati-que poderosas del héroe, que la piel de león le dejaba descubiertas. Entonces los Cercopi recordaron las palabras presagas de su madre: ′′ Mis pequeños culos blancos, mírense desde el momento en que conozcan al gran culo negro ". Los dos ladrones colgando fueron arrojados por el arroz, mientras las nalgas del héroe seguían levantando-si y rebajarse en su marcha segura. Yendo, el héroe sentía detrás de ese asfixiado asfixiado. Fue triste. Ni siquiera sus víctimas se lo tomaban en serio. Descargó a los dos sinvergüenzas y se rió con ellos. Otros cuentan que los mató." (Roberto Calasso, la boda de Cadmo y la armonía, 1987)Ver originalCalificar esta traducción
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