"¿Por qué es el amor tan rico, superando todas las dimensiones de las otras posibilidades humanas, y por qué supone una carga dulce para aquellos a quienes afecta? Porque nos convertimos en aquello que amamos y, no obstante, seguimos siendo nosotros mismos. Querríamos dar entonces las gracias al amado y no encontramos nada que satisfaga este deseo.
Sólo podemos dar las gracias dándonos a nosotros mismos. El amor transforma la gratitud en fidelidad a nosotros mismos y en fe incondicional en el otro. De este modo aumenta el amor continuamente su misterio más propio.
La proximidad es aquí el ser a la máxima distancia al otro –la distancia que no permite desdibujarse nada- sino que coloca el <<tú>> en el solo-ahí transparente –pero incomprensible- de una revelación. El hecho de que la presencia del otro irrumpa una vez en nuestra vida es aquello que ningún ánimo supera. Un destino humano se entrega a un destino humano, y el servicio del amor puro consiste en mantener despierta esta entrega igual que el primer día".
-Martin Heidegger
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