Mary Haskell dibujada a lápiz por Khalil Gibran, 1910
Cartas de Khalil Gibrán a Mary Haskell (10 de marzo de 1912)
"Mary, mi adorada Mary, ¿cómo puedes pensar que me estás dando más sufrimiento que alegrías? Nadie sabe bien cuál es la frontera entre el dolor y el placer: muchas veces pienso que es imposible separarlos. Tú me das tanta alegría que llega a doler, y me causas tanto dolor que llego a sonreír."
20 de Junio de 1914
"Yo te amo. Mi deseo es mayor que tu deseo hacia mí. Cada vez que te encuentro tu presencia llena todo el espacio que me rodea.
Yo te amo y sé que el contacto físico tiene su momento. Después, este momento desaparece.
No quiero que nada de lo que sea muy importante entre nosotros termine por desaparecer, porque no sabemos qué puede suceder después de eso. Nuestra relación ya es suficientemente fuerte, pero no sé a dónde pueden llevar los límites que se le imponen al amor.
A pesar de todo, me entrego en tus manos. Un hombre solamente puede entregarse en las manos de alguien cuando el amor es tan grande que el resultado de esta entrega es libertad total.
Yo te amo con todo lo que existe en mí. La punta de mis cabellos, el borde de mis uñas, todo está repleto de este amor que te tengo, Mary."
10 de Septiembre de 1920
"Para vivir es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida. Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra. No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto.
Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender por qué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.
Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar
juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.
"La relación entre tú y yo es lo más hermoso que me ha sucedido en la vida. Es la cosa más maravillosa que yo haya conocido en cualquier vida. Es eterna".
(de “El Diario de Mary Haskell”, Septiembre 11, 1922)
Mary Haskell (1873-1964) tuvo una relevante importancia en la vida y en la obra del gran libanés Kahlil Gibran (1883-1931). Ella, que fue directora de una escuela para niñas en Boston, mantuvo económicamente al poeta desde que lo conoció cuando tenía treinta años, y el poeta sólo veintiuno Se ha discutido mucho sobre el carácter platónico de la relación que ambos mantuvieron, y la controversia en este sentido seguirá abierta. En su diario, Mary dice conformarse con que el mundo “supiera que él me amaba porque era el más grande honor que tuve y quería que me lo reconocieran” , pero no está claro que el autor de El Profeta se conformara con eso. Lo que sí sabemos es que su papel fue capital en la hora de dar forma en inglés al conjunto de la obra literaria que el poeta iba componiendo previamente en árabe, determinando en buena medida las traducciones que, desde el inglés al resto de los idiomas, se harían en el futuro.
La correspondencia que ambos mantuvieron desde que el poeta marcha a Europa y a Nueva York ha pasado a la historia como uno de los ejemplos más hermosos de la literatura amorosa epistolar. También sabemos que antes de su muerte, acontecida a lo 48 años de edad, dejó la gestión de su colección de arte y de su obra literaria a esta gran mujer, que compaginó su matrimonio con Jacob Florance Minis con la difusión de las obras del gran poeta libanés, entre las que, además de "El profeta" (1923), destacan "Espíritus rebeldes" (1903), El loco" (1918) y "Jesús, el Hijo del hombre" (1928).
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