Y hay algo en la muerte de Stevenson en Samoa (1894) que imita de manera singular el tema del vino y el tema de la transformación, tan atractivos para su fantasía. Bajó a la bodega a subir una botella de su borgoña favorito, la descorchó en la cocina, y de repente llamó a gritos a su mujer: ¿Qué me pasa, qué es esto tan extraño, me ha cambiado la cara?… y cayó al suelo. Se había reventado un vaso sanguíneo en el cerebro, y falleció un par de horas después.
¡Cómo me ha cambiado la cara! Hay una extraña relación temática entre este último episodio de la vida de Stevenson y las fatales transformaciones de su maravilloso libro.
- Vladimir Nabokov
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