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Friday, January 29, 2021

EL TRANSHUMANISMO

 

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TRANSHUMANISMO
El primer paso para crear una nueva especie humana.
Se empleará la ingeniería genética y la biotecnología para combatir el envejecimiento celular. En la tercera fase, la propiamente transhumanista, se utilizará el desarrollo de la nanotecnología y la inteligencia artificial para la reconstrucción completa del cuerpo y el cerebro a escala molecular.
Esto dará lugar a nuevas especies transhumanas con capacidades mejoradas, en las que no habrá diferencias entre cerebro humano y artificial ni entre ser humano, simio u otro animal.



TRANSHUMANISMO, CUBA, DESARROLLO TÉCNICO Y ESPIRITUALIDAD.


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 TRANSHUMANISMO, CUBA, DESARROLLO TÉCNICO Y ESPIRITUALIDAD.


  Después de rebuscar en google sobre este término en revista cubanas solo encontré un trabajo informando en qué consistía, tomando una posición neutral sobre la misma. Aquí me dije que la ciudadanía más educada del país ni siquiera sabía de las  nuevas transformaciones que los poderosos de este mundo auguraban, y decidí escribir este largo artículo.  
  En primer lugar definimos  la Trasmutación lo más breve posible. Esta nueva  visión futurológica que raya en la ciencia ficción.
La tecnología y la robótica auguran un salto evolutivo de la especie.
La ideología transhumanista   pretende ofrecer a nuestras sociedades contemporáneas un relato futurista que dé una cobertura filosófica, moral e, incluso, espiritual a la dimensión tecnológica del proyecto neoliberal posmoderno en este siglo XXI.
  La tecnología y la robótica auguran un salto evolutivo de la especie. ¿A qué coste?

  Según el movimiento transhumanista, y tal como afirma  el ingeniero de Google Ray Kurzweil, la singularidad será un acontecimiento que sucederá dentro de unos años-50 años o como sucede siempre en la ciencia, dentro de 55 o 120 años, con el aumento espectacular del progreso tecnológico, y debido al desarrollo de la inteligencia artificial y a la convergencia de las tecnologías NBIC (nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la información y de la comunicación y neurocognitivas).
   Esa situación ocasionaría cambios sociales, culturales, políticos y económicos inimaginables, imposibles de comprender o predecir por cualquier humano anterior al citado acontecimiento. En esta fase de la evolución el Transhumanismo predice que se producirá la fusión entre tecnología e inteligencia humana, dando lugar a una era en que se impondrá la inteligencia no biológica de los posthumano.
   A lo largo de este proceso el Transhumanismo quiere difundir una ideología y una cultura favorables al “mejoramiento humano” a través de la adopción de unas mejoras artificiales en el ser humano (genéticas, orgánicas, tecnológicas) con el objetivo declarado de hacerlo más inteligente, más longevo, más perfecto, más feliz, incluso para que pueda llegar a alcanzar la inmortalidad cibernética y la conquista del universo- Ahh. Hollywood, cómo nos has influido y preparado para estos cambios- No obstante, esta cosmovisión puede comportar riesgos. ¿Estamos preparados para ese cambio radical o bien pensamos que hay que conservar nuestro patrimonio genético y seguir siendo “personas humanas”, con nuestras limitaciones, pero conservando nuestra libertad y dignidad inalienables?

  “La Singularidad es un hipotético acontecimiento futuro en el que el progreso tecnológico y el cambio social se acelerarán debido al desarrollo de inteligencias artificiales sobrehumanas, cambiando nuestro mundo de manera tal, que cualquier ser humano anterior a la Singularidad sería incapaz de comprender o predecir. Algunos pensadores identifican el comienzo de la Singularidad con la aparición de máquinas tan inteligentes como los humanos, y capaces de diseñar máquinas aún más inteligentes”

  Escriben novelas, juegan algo como dioses, son cirujanos… Los logros de las máquinas son portentosos, pero la Inteligencia Artificial aún está muy lejos de superar a la humana y el futuro no será una distopía: resultará de la cooperación hombre-máquina.

  Cuba y su atraso tecnológico actual en que no ha creado aun ni un solo teléfono inteligente ni un robot aunque sea que diga Sí, como quieren que el cubano siempre responda a las propuestas del Estado Socialista. El Instituto de Ingeniería Genética o como  se llame, solo ha producido la famosa Vacuna contra el cáncer del Pulmón y la ya probada- con resultados médicos negativos-la loción contra el Vitíligo. Y eso que cuenta con científicos y médicos super califados para la transmutación genética y así trabajar sobre ciertas enfermedades o malformaciones que algunos fetos in útero desarrollen.
  Pero algo falta en la Habana: es un factor antropológico y de índole económico-moral. Apenas sobreviven nuestros científicos con la hambruna generalizada y la búsqueda diaria del alimento y vestimenta. Por eso no han investigado sobre un gen, que incrustado a un pollo, obtengan una raza nueva productora de muchos huevos y de mucha carne. Aunque solo fuera eso.
 El estímulo material es escaso y la motivación para investigar está llena de Burócratas por doquier – sobre todo miembros del MININT-vigilando las investigaciones posibles para una mejor autonomía de la ciencia no tanto supervisada por el Estado y donde las nuevas ideas- como  Transhumanismo, aunque sea como simple información, inspire a un grupo de tecnócrata  a no quedar atrás en los cambios mundiales que se avecinan.
  Hay muchos problemas que están pendientes de resolver en el planeta: como la población  hambrienta, los privados de agua potable y el cambio climático. Sin resolver estos acuciantes problemas la humanidad no está preparada para la Transhumanizacion.
  Dicen que el Bloqueo influye. Pero hasta cuando  el gobierno se  va apoyar en esa muletilla y libere la capacidad innata del cubano  para un desarrollo rápido, aunque sea en el mercado interno. No, esperan inversiones extrajeras y asociaciones con países desarrollados-incluso con la antes empobrecida Angola- para desarrollar mas dependencia como una garrapata succionadora de sangre, ahora que el campo comunista europeo implosinó, Venezuela y Nicaragua siguen el mismo camino, trazado  por un Comunismo que entroniza al Estado y sus líderes máximos, eternamente en el poder.
  No despiertan de esa utopía Materialista pues perderían el dominio sobre las masas que poseen y tendrán que enfrentar una realidad muy diferente: libertad y la verdadera dignidad del ser humano.

     TRANHUMANISMO Y ESPIRITUALIDAD.

     Recuerdo en los principios de los años 90 los abortos masivos- a los cubanos no les gustaban el preservativo y a las mujeres las píldoras anticonceptivas- por un tipo de “Liposucción” rápido y seguro. En un frasco gigante se acumulaba los coágulos sanguinolentos-o era menstruación atrasada o embarazo en las primeras semanas- no importa. Las chicas cubanas se sometían al aborto como era de satisfactorio el juego sexual en que se producía la implantación del futuro feto. Esto sucedía hasta que la Iglesia católica saco su “Pastoral: El amor todo lo espera”. Aquí por primera vez una institución, antes callada, lanzo el grito contra estas prácticas que iban en contra de su doctrina. Y no solo habló de la masividad del aborto, sino los métodos del gobierno para desmembrar la familia tradicional y los valores que los padres transmitían a sus hijos.

  Aquello puso a las autoridades histéricas.  ¡Mira que criticar a las sagradas  leyes del Estado Totalitario! Autores de reconocida trayectoria comenzaron a  atacar a la Iglesia por todos los flancos, apoyándose en una férrea censura de prensa donde no permitían que una autoridad eclesiástica defendiera su postura. Nosotros íbamos a Misa con el temor de que “el pueblo organizado” nos hiciera un acto de repudio durante la Eucaristía. Fidel Castro pareció no involucrarse en el asunto, sabía que la religión insinuaba la verdad sobre el comunismo, además, él sabía cuándo callar y cuando dar uno de sus interminables discursos.

  Pero el resultado: los abortos disminuyeron como por arte de magia. Quizás debido a una resolución secreta que entregaban a los directores de clínicas u hospitales. Costumbre que aún perdura, digo, de no debatir problemas candentes que afecten a toda la  sociedad. Sino con un secretismo-como el aumento de los salarios-sin acudir siquiera a la Mesa Cuadrada sino es el tema del Embargo, del apoyo a Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte. Los periodistas y escritores oficialistas  saben ya por una cuestión de súper vivencia cuales temas tratar y cuales no tratar. Como dice el cuento del Cura” Yo también me cuido mi culito”

LA ESPIRITUALIDAD  Y LA TRANSHUMANIZACION.

        Bill McKibben, por ejemplo, sugiere que las tecnologías de perfeccionamiento humano estarían desproporcionadamente a disposición de aquellos con más recursos financieros,  ampliando, por tanto, la brecha entre ricos y pobres y creando una brecha genética.       
   Lee Silver, biólogo y divulgador científico que acuñó el término reprogenética y que ha apoyado sus aplicaciones, ha mostrado, no obstante, su preocupación de que tales métodos podrían crear una sociedad profundamente dividida entre los que tienen acceso a tales tecnologías y los que no, debería ser desanimada, o incluso prohibida, puesto que dotaría de aún más poder a aquellos que ya son poderosos.

En efecto, la alianza entre las biotecnologías, la ingeniería genética, la nano robótica y las neurociencias, potenciadas por las ciencias de la información y su capacidad de almacenamiento y procesamiento de datos, permiten penetrar los secretos del orden biológico, y ello incluye lógicamente al cuerpo humano. De la mano de una ideología materialista, el cuerpo pierde peso ontológico y es visto cada vez más como mera materia disponible.

  De alguna manera, en el Transhumanismo encontramos elementos del neo-pelagianismo que denuncia el documento Placuit Deo, pues hay una confianza en el individuo radicalmente autónomo, que pretende salvarse a sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser, de Dios y de los demás. “La salvación es entonces confiada a las fuerzas del individuo, o las estructuras puramente humanas.

  Pero también hay elementos propios del neo-gnosticismo, pues se busca también “liberar a la persona del cuerpo y del cosmos material, en los cuales ya no se descubren las huellas de la mano providente del Creador, sino que ve sólo una realidad sin sentido, ajena de la identidad última de la persona, y manipulable de acuerdo con los intereses del hombre.

La salvación cristiana ante la fe en el progreso Transhumanista.

En el documento Placuit Deo encontramos elementos que permite una valoración de este movimiento. Así, por ejemplo, se denuncia que “el gnosticismo, de hecho, se asocia con una mirada negativa en el orden creado, comprendido como limitación de la libertad absoluta del espíritu humano. Como consecuencia, la salvación es vista como la liberación del cuerpo y de las relaciones concretas en las que vive la persona.

    Por otra parte, buscar la vida eterna en este mundo se presenta como un objetivo inmanentista que conduce a resultados paradójicos, como bien lo denunciaba Benedicto XVI: “¿De verdad queremos esto: vivir eternamente?

  Tal vez muchas personas rechazan hoy la fe simplemente porque la vida eterna no les parece algo deseable. En modo alguno quieren la vida eterna, sino la presente y, para esto, la fe en la vida eterna les parece más bien un obstáculo. Seguir viviendo para siempre –sin fin– parece más una condena que un don. Ciertamente, se querría aplazar la muerte lo más posible. Pero vivir siempre, sin un término, sólo sería a fin de cuentas aburrido y al final insoportable.

Así lo explica nuestro documento: “En cuanto somos salvados, en cambio, «por la oblación del cuerpo de Jesucristo» (Hb 10, 10; cf. Col 1, 22), la verdadera salvación, lejos de ser liberación del cuerpo, también incluye su santificación (cf. Ro 12, 1). El cuerpo humano ha sido modelado por Dios, quien ha inscrito en él un lenguaje que invita a la persona humana a reconocer los dones del Creador y a vivir en comunión con los hermanos. El Salvador ha restablecido y renovado, con su Encarnación y su misterio pascual, este lenguaje originario y nos lo ha comunicado en la economía corporal de los sacramentos. Gracias a los sacramentos, los cristianos pueden vivir en fidelidad a la carne de Cristo y, en consecuencia, en fidelidad al orden concreto de relaciones que Él nos ha dado. Este orden de relaciones requiere, de manera especial, el cuidado de la humanidad sufriente de todos los hombres, a través de las obras de misericordia corporales y espirituales
  En un segundo paso, se trataría de alcanzar una “singularidad tecnológica” en la que se lograría fabricar un nuevo ser totalmente sintético o artificial; una nueva especie o nuevo organismo tecnológico a los que denominan posthumano o ciborgs. Para algunos, dicha singularidad está cerca. Este movimiento cultural se conoce como Transhumanismo (abreviado como H+ o h+). Su ideología ya se ha plasmado en la literatura, la televisión, los videojuegos y el cine. Algunas de sus manifestaciones cinematográficas son: Avatar, Matrix, Robocop o Ex Machina.

  Es Dios expulsado del horizonte de la vida humana y el hombre como normativa.

    Además de alterarse la naturaleza humana, la cosmovisión del Transhumanismo lesiona gravemente la posibilidad de autonomía moral del individuo, que quedaría sometida a intereses sociales, políticos o económicos, y elimina el concepto de igualdad entre todos los seres humanos.

  El anti humanismo de esta ideología postmoderna, que ha sustituido la fe en Dios por una fe en el progreso que proporciona el desarrollo de la ciencia y la tecnología actual y promisoria, está sustentado en una antropología errónea a la que se ha llegado después de un largo proceso de banalizar lo qué es realmente el hombre. Los problemas que plantea no deben, sin embargo, producir miedo a la ciencia y la tecnología, que encierran muchas posibilidades positivas de mejoramiento, sino una reacción pedagógica a todos los niveles para explicar con claridad lo que es una persona humana, en la que lo somático y lo espiritual se unen de una manera peculiar dando lugar a un ser racional, consciente, libre y abierto a la trascendencia. Considero que para ello lo más sensato es retomar las perspectivas metafísica y fenomenológica-psicológica o personalista, y, sobre todo, la visión del hombre y la mujer que proporciona la tradición cristiana, para las que el auténtico mejoramiento de la naturaleza humana pasa por la lucha interior en la que se adquieren valores y virtudes, al objeto de hacernos capaces de alcanzar la finalidad para la que hemos sido creados, que nos es otra amar y gozar de Dios y servir a nuestros semejantes.

   Cuando el hombre o la mujer que desarrollan la ciencia y la tecnología aceptan esta perspectiva y tienen esta disposición son capaces comprender la dignidad del ser humano y el respeto que merece, así como orientar la adquisición de conocimientos y la aplicación de sus resultados como medios para alcanzar la felicidad personal, y mejorar realmente a la humanidad.

  El Transhumanismo tiene su fundamento en una cosmovisión cientificista, materialista, reduccionista y atea del ser humano. No obstante, curiosamente está confluyendo con las nuevas corrientes gnósticas y New Age, conformando de este modo una especie de tecno-religión con pretensiones hegemónicas en el Nuevo Orden Mundial que tiene el claro objetivo de sustituir la cosmovisión cristiana sobre la persona y la creación por otra cosmovisión universal posthumana.

   Específicamente para los creyentes católicos al contrastar cristianismo y Transhumanismo tenemos la oportunidad de estar de nuevo alerta sobre la tentación del «seréis como dioses» que permanentemente nos ofrece Satanás, el dios de este mundo (2 Corintios 4:4), y de este modo, volvernos a asombrar y a maravillar con el Plan de Dios, auténtico Soberano de este mundo y Rey del universo, que manifiesta su Amor verdadero y gratuito en sus actos de creación, redención y salvación del mundo y de la humanidad.

  La visión prometeica del Transhumanismo, que nace de la muerte de Dios, es reduccionista respecto al ser humano. Su meta final, su objetivo último es la superación de lo humano basándose en la falsa promesa de un nuevo hombre transhumano o posthumano que se cree libre y elevado a un nivel de existencia superior e inmortal. El transhumano-posthumano se entroniza como el auténtico «Homo Deus». Ya sabemos que la superación de la humanidad por la figura ideológica del superhombre tiene raíces profundas en nuestra cultura, unas raíces que se fortalecen cada vez que en la historia intentamos «liberarnos» del legado de Jesús de Nazaret, es decir, de la humanidad nueva que, en cambio, se enraíza en su persona y en su resurrección

  . La vida que nos presenta el Transhumanismo es una vida reducida, a pesar de las promesas de longevidad indefinida y de inmortalidad cibernética, una vida que, por eso mismo, no vive de ninguna plenitud. El nuevo hombre -el transhumano-posthumano- desconoce que Aquel contra quien lucha, olvida y niega es el fundamento de su grandeza, ya que el hombre no es el mismo ni se perfecciona si no es por la Gracia.

  En relación al alargamiento de la vida, lo que los transhumanistas denominan la Supe longevidad, debemos pensar si ello será un sueño o más bien una pesadilla. Por supuesto que el aumento de la esperanza de vida con calidad, cariño y cuidados es bueno. No obstante, longevidades de 100, 120, 130… años en soledad, con un grado de dependencia no correspondido con el amor de nuestros seres queridos, con agonías y sufrimientos no sublimados por el sentido y la esperanza cristiana de alcanzar el gozo de la vida eterna resultaran muy difíciles de sobrellevar. La tentación de la eutanasia y el derecho a decidir cuándo y cómo morir se generalizarán en nuestras sociedades envejecidas y con déficits graves en el Estado del Bienestar.

  El tercer aspecto que propone el Transhumanismo es la eliminación del dolor, del sufrimiento, mediante nuestra transformación biotecnológica. En definitiva, la creación de un mundo feliz centrado en el Superbienestar.

  No obstante, todos tenemos constancia de que el mal, el sufrimiento – sobre todo el sufrimiento inocente- entra en la categoría del misterio, no tiene respuesta humana. Forma parte de este mundo y de la condición humana.

  Ante el dolor y el sufrimiento, lo que verdaderamente vale más es el consuelo; y el consuelo se transmite mediante la presencia, la coparticipación en el de manera especialmente humana. Cuando uno sufre, lo que más se agradece es la presencia del otro que le transmite su calor humano. Eliminar el dolor, como propone el Transhumanismo, es eliminar a la vez la presencia consoladora del otro y también el abrazo de Jesús que no rechazó el cáliz del dolor. Cristo no ha venido a explicar el sufrimiento ni a resolver el problema del mal: ha tomado el mal sobre sus espaldas para liberarnos de él.

Del discurso del Papa Francisco en la audiencia a los participantes a la citada Asamblea Plenaria, cabe destacar la siguiente idea final: « sigue siendo válido el principio de que no todo lo que es técnicamente posible o factible es, por lo tanto, éticamente aceptable. La ciencia, como cualquier otra actividad humana, sabe que tiene límites que se deben observar por el bien de la humanidad misma, y requiere un sentido de responsabilidad ética. La verdadera medida del progreso, como recordaba el beato Pablo VI, es lo que está dirigido al bien de cada hombre y de todo hombre».

  Por ello, creo necesario que los católicos reflexionemos profunda y rigurosamente sobre este sistema biopolitico y este modelo económico biotecnológico que puede acabar siendo dirigido por una sinarquía contraria radicalmente a los designios de Dios.

  Alargar la vida en esta vida está bien, pero el hecho de desafiar a la muerte es entrar en un terreno muy peligroso, pues una inmortalidad humana en la tierra se opondría al plan de Dios (muerte, juicio, cielo, infierno).

 La Ley natural nos ayuda en ese discernimiento y la fuerza del Espíritu Santo nos inspirará para hacer bien las cosas. No debemos tener miedo y actuar con cautela pero con esperanza misma.


      DR ORLANDO VICENTE ÁLVAREZ




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