TRANSHUMANISMO, CUBA, DESARROLLO TÉCNICO Y
ESPIRITUALIDAD.
Después de rebuscar en google sobre este término
en revista cubanas solo encontré un trabajo informando en qué consistía, tomando
una posición neutral sobre la misma. Aquí me dije que la ciudadanía más educada
del país ni siquiera sabía de las nuevas
transformaciones que los poderosos de este mundo auguraban, y decidí escribir
este largo artículo.
En primer lugar definimos la Trasmutación lo más breve posible. Esta
nueva visión futurológica que raya en la
ciencia ficción.
La tecnología y la robótica
auguran un salto evolutivo de la especie.
La ideología transhumanista pretende ofrecer a nuestras sociedades
contemporáneas un relato futurista que dé una cobertura filosófica, moral e,
incluso, espiritual a la dimensión tecnológica del proyecto neoliberal
posmoderno en este siglo XXI.
La tecnología y la robótica auguran un salto
evolutivo de la especie. ¿A qué coste?
Según
el movimiento transhumanista, y tal como afirma
el ingeniero de Google Ray Kurzweil, la singularidad será un
acontecimiento que sucederá dentro de unos años-50 años o como sucede siempre
en la ciencia, dentro de 55 o 120 años, con el aumento espectacular del
progreso tecnológico, y debido al desarrollo de la inteligencia artificial y a
la convergencia de las tecnologías NBIC (nanotecnología, biotecnología,
tecnologías de la información y de la comunicación y neurocognitivas).
Esa
situación ocasionaría cambios sociales, culturales, políticos y económicos
inimaginables, imposibles de comprender o predecir por cualquier humano
anterior al citado acontecimiento. En esta fase de la evolución el Transhumanismo
predice que se producirá la fusión entre tecnología e inteligencia humana,
dando lugar a una era en que se impondrá la inteligencia no biológica de los posthumano.
A lo
largo de este proceso el Transhumanismo quiere difundir una ideología y una
cultura favorables al “mejoramiento humano” a través de la adopción de unas
mejoras artificiales en el ser humano (genéticas, orgánicas, tecnológicas) con
el objetivo declarado de hacerlo más inteligente, más longevo, más perfecto,
más feliz, incluso para que pueda llegar a alcanzar la inmortalidad cibernética
y la conquista del universo- Ahh. Hollywood, cómo nos has influido y preparado
para estos cambios- No obstante, esta cosmovisión puede comportar riesgos.
¿Estamos preparados para ese cambio radical o bien pensamos que hay que
conservar nuestro patrimonio genético y seguir siendo “personas humanas”, con
nuestras limitaciones, pero conservando nuestra libertad y dignidad
inalienables?
“La Singularidad es un hipotético
acontecimiento futuro en el que el progreso tecnológico y el cambio social se
acelerarán debido al desarrollo de inteligencias artificiales sobrehumanas,
cambiando nuestro mundo de manera tal, que cualquier ser humano anterior a la
Singularidad sería incapaz de comprender o predecir. Algunos pensadores
identifican el comienzo de la Singularidad con la aparición de máquinas tan
inteligentes como los humanos, y capaces de diseñar máquinas aún más
inteligentes”
Escriben novelas, juegan algo como dioses,
son cirujanos… Los logros de las máquinas son portentosos, pero la Inteligencia
Artificial aún está muy lejos de superar a la humana y el futuro no será una
distopía: resultará de la cooperación hombre-máquina.
Cuba y su atraso tecnológico actual en que no
ha creado aun ni un solo teléfono inteligente ni un robot aunque sea que diga Sí,
como quieren que el cubano siempre responda a las propuestas del Estado
Socialista. El Instituto de Ingeniería Genética o como se llame, solo ha producido la famosa Vacuna
contra el cáncer del Pulmón y la ya probada- con resultados médicos
negativos-la loción contra el Vitíligo. Y eso que cuenta con científicos y
médicos super califados para la transmutación genética y así trabajar sobre
ciertas enfermedades o malformaciones que algunos fetos in útero desarrollen.
Pero algo falta en la Habana: es un factor
antropológico y de índole económico-moral. Apenas sobreviven nuestros
científicos con la hambruna generalizada y la búsqueda diaria del alimento y
vestimenta. Por eso no han investigado sobre un gen, que incrustado a un pollo,
obtengan una raza nueva productora de muchos huevos y de mucha carne. Aunque
solo fuera eso.
El estímulo material es escaso y la motivación
para investigar está llena de Burócratas por doquier – sobre todo miembros del
MININT-vigilando las investigaciones posibles para una mejor autonomía de la
ciencia no tanto supervisada por el Estado y donde las nuevas ideas- como Transhumanismo, aunque sea como simple
información, inspire a un grupo de tecnócrata
a no quedar atrás en los cambios mundiales que se avecinan.
Hay muchos problemas que están pendientes de
resolver en el planeta: como la población
hambrienta, los privados de agua potable y el cambio climático. Sin
resolver estos acuciantes problemas la humanidad no está preparada para la
Transhumanizacion.
Dicen que el Bloqueo influye. Pero hasta
cuando el gobierno se va apoyar en esa muletilla y libere la
capacidad innata del cubano para un
desarrollo rápido, aunque sea en el mercado interno. No, esperan inversiones
extrajeras y asociaciones con países desarrollados-incluso con la antes
empobrecida Angola- para desarrollar mas dependencia como una garrapata succionadora
de sangre, ahora que el campo comunista europeo implosinó, Venezuela y
Nicaragua siguen el mismo camino, trazado
por un Comunismo que entroniza al Estado y sus líderes máximos,
eternamente en el poder.
No despiertan de esa utopía Materialista pues
perderían el dominio sobre las masas que poseen y tendrán que enfrentar una
realidad muy diferente: libertad y la verdadera dignidad del ser humano.
TRANHUMANISMO Y ESPIRITUALIDAD.
Recuerdo en los principios de los años 90
los abortos masivos- a los cubanos no les gustaban el preservativo y a las
mujeres las píldoras anticonceptivas- por un tipo de “Liposucción” rápido y
seguro. En un frasco gigante se acumulaba los coágulos sanguinolentos-o era
menstruación atrasada o embarazo en las primeras semanas- no importa. Las
chicas cubanas se sometían al aborto como era de satisfactorio el juego sexual
en que se producía la implantación del futuro feto. Esto sucedía hasta que la
Iglesia católica saco su “Pastoral: El amor todo lo espera”. Aquí por primera
vez una institución, antes callada, lanzo el grito contra estas prácticas que
iban en contra de su doctrina. Y no solo habló de la masividad del aborto, sino
los métodos del gobierno para desmembrar la familia tradicional y los valores
que los padres transmitían a sus hijos.
Aquello puso a las autoridades
histéricas. ¡Mira que criticar a las
sagradas leyes del Estado Totalitario!
Autores de reconocida trayectoria comenzaron a
atacar a la Iglesia por todos los flancos, apoyándose en una férrea
censura de prensa donde no permitían que una autoridad eclesiástica defendiera su
postura. Nosotros íbamos a Misa con el temor de que “el pueblo organizado” nos
hiciera un acto de repudio durante la Eucaristía. Fidel Castro pareció no
involucrarse en el asunto, sabía que la religión insinuaba la verdad sobre el
comunismo, además, él sabía cuándo callar y cuando dar uno de sus interminables
discursos.
Pero el resultado: los abortos disminuyeron
como por arte de magia. Quizás debido a una resolución secreta que entregaban a
los directores de clínicas u hospitales. Costumbre que aún perdura, digo, de no
debatir problemas candentes que afecten a toda la sociedad. Sino con un secretismo-como el
aumento de los salarios-sin acudir siquiera a la Mesa Cuadrada sino es el tema
del Embargo, del apoyo a Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte. Los
periodistas y escritores oficialistas saben
ya por una cuestión de súper vivencia cuales temas tratar y cuales no tratar.
Como dice el cuento del Cura” Yo también me cuido mi culito”
LA ESPIRITUALIDAD Y LA TRANSHUMANIZACION.
Bill McKibben, por ejemplo, sugiere que las
tecnologías de perfeccionamiento humano estarían desproporcionadamente a
disposición de aquellos con más recursos financieros, ampliando, por tanto, la brecha entre ricos y
pobres y creando una brecha genética.
Lee Silver, biólogo y divulgador científico
que acuñó el término reprogenética y que ha apoyado sus aplicaciones, ha
mostrado, no obstante, su preocupación de que tales métodos podrían crear una
sociedad profundamente dividida entre los que tienen acceso a tales tecnologías
y los que no, debería ser desanimada, o incluso prohibida, puesto que dotaría
de aún más poder a aquellos que ya son poderosos.
En efecto, la alianza entre
las biotecnologías, la ingeniería genética, la nano robótica y las
neurociencias, potenciadas por las ciencias de la información y su capacidad de
almacenamiento y procesamiento de datos, permiten penetrar los secretos del
orden biológico, y ello incluye lógicamente al cuerpo humano. De la mano de una
ideología materialista, el cuerpo pierde peso ontológico y es visto cada vez
más como mera materia disponible.
De alguna manera, en el Transhumanismo
encontramos elementos del neo-pelagianismo que denuncia el documento Placuit
Deo, pues hay una confianza en el individuo radicalmente autónomo, que pretende
salvarse a sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser,
de Dios y de los demás. “La salvación es entonces confiada a las fuerzas del
individuo, o las estructuras puramente humanas.
Pero también hay elementos propios del
neo-gnosticismo, pues se busca también “liberar a la persona del cuerpo y del
cosmos material, en los cuales ya no se descubren las huellas de la mano
providente del Creador, sino que ve sólo una realidad sin sentido, ajena de la
identidad última de la persona, y manipulable de acuerdo con los intereses del
hombre.
La salvación cristiana ante
la fe en el progreso Transhumanista.
En el documento Placuit Deo
encontramos elementos que permite una valoración de este movimiento. Así, por
ejemplo, se denuncia que “el gnosticismo, de hecho, se asocia con una mirada
negativa en el orden creado, comprendido como limitación de la libertad
absoluta del espíritu humano. Como consecuencia, la salvación es vista como la
liberación del cuerpo y de las relaciones concretas en las que vive la persona.
Por
otra parte, buscar la vida eterna en este mundo se presenta como un objetivo
inmanentista que conduce a resultados paradójicos, como bien lo denunciaba
Benedicto XVI: “¿De verdad queremos esto: vivir eternamente?
Tal vez muchas personas rechazan hoy la fe
simplemente porque la vida eterna no les parece algo deseable. En modo alguno
quieren la vida eterna, sino la presente y, para esto, la fe en la vida eterna
les parece más bien un obstáculo. Seguir viviendo para siempre –sin fin– parece
más una condena que un don. Ciertamente, se querría aplazar la muerte lo más
posible. Pero vivir siempre, sin un término, sólo sería a fin de cuentas
aburrido y al final insoportable.
Así lo explica nuestro
documento: “En cuanto somos salvados, en cambio, «por la oblación del cuerpo de
Jesucristo» (Hb 10, 10; cf. Col 1, 22), la verdadera salvación, lejos de ser
liberación del cuerpo, también incluye su santificación (cf. Ro 12, 1). El
cuerpo humano ha sido modelado por Dios, quien ha inscrito en él un lenguaje
que invita a la persona humana a reconocer los dones del Creador y a vivir en
comunión con los hermanos. El Salvador ha restablecido y renovado, con su
Encarnación y su misterio pascual, este lenguaje originario y nos lo ha
comunicado en la economía corporal de los sacramentos. Gracias a los
sacramentos, los cristianos pueden vivir en fidelidad a la carne de Cristo y,
en consecuencia, en fidelidad al orden concreto de relaciones que Él nos ha
dado. Este orden de relaciones requiere, de manera especial, el cuidado de la
humanidad sufriente de todos los hombres, a través de las obras de misericordia
corporales y espirituales
En un segundo paso, se trataría de alcanzar
una “singularidad tecnológica” en la que se lograría fabricar un nuevo ser
totalmente sintético o artificial; una nueva especie o nuevo organismo
tecnológico a los que denominan posthumano o ciborgs. Para algunos, dicha
singularidad está cerca. Este movimiento cultural se conoce como Transhumanismo
(abreviado como H+ o h+). Su ideología ya se ha plasmado en la literatura, la
televisión, los videojuegos y el cine. Algunas de sus manifestaciones
cinematográficas son: Avatar, Matrix, Robocop o Ex Machina.
Es Dios expulsado del horizonte de la vida
humana y el hombre como normativa.
Además
de alterarse la naturaleza humana, la cosmovisión del Transhumanismo lesiona
gravemente la posibilidad de autonomía moral del individuo, que quedaría
sometida a intereses sociales, políticos o económicos, y elimina el concepto de
igualdad entre todos los seres humanos.
El anti humanismo de esta ideología
postmoderna, que ha sustituido la fe en Dios por una fe en el progreso que
proporciona el desarrollo de la ciencia y la tecnología actual y promisoria,
está sustentado en una antropología errónea a la que se ha llegado después de
un largo proceso de banalizar lo qué es realmente el hombre. Los problemas que
plantea no deben, sin embargo, producir miedo a la ciencia y la tecnología, que
encierran muchas posibilidades positivas de mejoramiento, sino una reacción
pedagógica a todos los niveles para explicar con claridad lo que es una persona
humana, en la que lo somático y lo espiritual se unen de una manera peculiar
dando lugar a un ser racional, consciente, libre y abierto a la trascendencia.
Considero que para ello lo más sensato es retomar las perspectivas metafísica y
fenomenológica-psicológica o personalista, y, sobre todo, la visión del hombre
y la mujer que proporciona la tradición cristiana, para las que el auténtico
mejoramiento de la naturaleza humana pasa por la lucha interior en la que se
adquieren valores y virtudes, al objeto de hacernos capaces de alcanzar la
finalidad para la que hemos sido creados, que nos es otra amar y gozar de Dios
y servir a nuestros semejantes.
Cuando
el hombre o la mujer que desarrollan la ciencia y la tecnología aceptan esta
perspectiva y tienen esta disposición son capaces comprender la dignidad del
ser humano y el respeto que merece, así como orientar la adquisición de
conocimientos y la aplicación de sus resultados como medios para alcanzar la
felicidad personal, y mejorar realmente a la humanidad.
El Transhumanismo tiene su fundamento en una
cosmovisión cientificista, materialista, reduccionista y atea del ser humano.
No obstante, curiosamente está confluyendo con las nuevas corrientes gnósticas
y New Age, conformando de este modo una especie de tecno-religión con
pretensiones hegemónicas en el Nuevo Orden Mundial que tiene el claro objetivo
de sustituir la cosmovisión cristiana sobre la persona y la creación por otra
cosmovisión universal posthumana.
Específicamente para los creyentes católicos
al contrastar cristianismo y Transhumanismo tenemos la oportunidad de estar de
nuevo alerta sobre la tentación del «seréis como dioses» que permanentemente
nos ofrece Satanás, el dios de este mundo (2 Corintios 4:4), y de este modo,
volvernos a asombrar y a maravillar con el Plan de Dios, auténtico Soberano de
este mundo y Rey del universo, que manifiesta su Amor verdadero y gratuito en
sus actos de creación, redención y salvación del mundo y de la humanidad.
La visión prometeica del Transhumanismo, que
nace de la muerte de Dios, es reduccionista respecto al ser humano. Su meta
final, su objetivo último es la superación de lo humano basándose en la falsa
promesa de un nuevo hombre transhumano o posthumano que se cree libre y elevado
a un nivel de existencia superior e inmortal. El transhumano-posthumano se
entroniza como el auténtico «Homo Deus». Ya sabemos que la superación de la
humanidad por la figura ideológica del superhombre tiene raíces profundas en
nuestra cultura, unas raíces que se fortalecen cada vez que en la historia
intentamos «liberarnos» del legado de Jesús de Nazaret, es decir, de la
humanidad nueva que, en cambio, se enraíza en su persona y en su resurrección
. La vida que nos presenta el Transhumanismo
es una vida reducida, a pesar de las promesas de longevidad indefinida y de
inmortalidad cibernética, una vida que, por eso mismo, no vive de ninguna
plenitud. El nuevo hombre -el transhumano-posthumano- desconoce que Aquel
contra quien lucha, olvida y niega es el fundamento de su grandeza, ya que el
hombre no es el mismo ni se perfecciona si no es por la Gracia.
En relación al alargamiento de la vida, lo
que los transhumanistas denominan la Supe longevidad, debemos pensar si ello
será un sueño o más bien una pesadilla. Por supuesto que el aumento de la
esperanza de vida con calidad, cariño y cuidados es bueno. No obstante,
longevidades de 100, 120, 130… años en soledad, con un grado de dependencia no
correspondido con el amor de nuestros seres queridos, con agonías y
sufrimientos no sublimados por el sentido y la esperanza cristiana de alcanzar
el gozo de la vida eterna resultaran muy difíciles de sobrellevar. La tentación
de la eutanasia y el derecho a decidir cuándo y cómo morir se generalizarán en
nuestras sociedades envejecidas y con déficits graves en el Estado del
Bienestar.
El tercer aspecto que propone el Transhumanismo
es la eliminación del dolor, del sufrimiento, mediante nuestra transformación
biotecnológica. En definitiva, la creación de un mundo feliz centrado en el
Superbienestar.
No obstante, todos tenemos constancia de que
el mal, el sufrimiento – sobre todo el sufrimiento inocente- entra en la
categoría del misterio, no tiene respuesta humana. Forma parte de este mundo y
de la condición humana.
Ante el
dolor y el sufrimiento, lo que verdaderamente vale más es el consuelo; y el
consuelo se transmite mediante la presencia, la coparticipación en el de manera
especialmente humana. Cuando uno sufre, lo que más se agradece es la presencia
del otro que le transmite su calor humano. Eliminar el dolor, como propone el Transhumanismo,
es eliminar a la vez la presencia consoladora del otro y también el abrazo de
Jesús que no rechazó el cáliz del dolor. Cristo no ha venido a explicar el
sufrimiento ni a resolver el problema del mal: ha tomado el mal sobre sus
espaldas para liberarnos de él.
Del discurso del Papa
Francisco en la audiencia a los participantes a la citada Asamblea Plenaria,
cabe destacar la siguiente idea final: « sigue siendo válido el principio de
que no todo lo que es técnicamente posible o factible es, por lo tanto,
éticamente aceptable. La ciencia, como cualquier otra actividad humana, sabe
que tiene límites que se deben observar por el bien de la humanidad misma, y
requiere un sentido de responsabilidad ética. La verdadera medida del progreso,
como recordaba el beato Pablo VI, es lo que está dirigido al bien de cada
hombre y de todo hombre».
Por ello, creo necesario que los católicos
reflexionemos profunda y rigurosamente sobre este sistema biopolitico y este
modelo económico biotecnológico que puede acabar siendo dirigido por una
sinarquía contraria radicalmente a los designios de Dios.
Alargar la vida en esta vida está bien, pero
el hecho de desafiar a la muerte es entrar en un terreno muy peligroso, pues
una inmortalidad humana en la tierra se opondría al plan de Dios (muerte,
juicio, cielo, infierno).
La Ley natural nos ayuda en ese discernimiento
y la fuerza del Espíritu Santo nos inspirará para hacer bien las cosas. No
debemos tener miedo y actuar con cautela pero con esperanza misma.
ORLANDO VICENTE ÁLVAREZ
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