-Vamos a tu casa, fulano-ese era yo,- que parece la cerveza y la diabetes se te han subido a la cabeza.
Camino a casa empecé a trastabillar y le dije a mi cuñada.
-Antes cuando bebía cerveza los tragos se me subían a la cabeza, ahora descienden a mis pies. No puedo caminar. ¡Ayy. Mamacita mía! Qué vida más loca. ¿Por qué me trajiste al mundo?
Antes de acostarme me pregunté, pensando que aún estaba en Cuba:
-¿Y los frijoles negros? ¡Bodeguero, descarado! Deme la ración de porotos digo de frijoles negros que aquí traigo la libreta de racionamiento.
Y así pasó el feliz día de los Reyes Magos en Punta del Este. Uruguay.
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Gracias a Dios que me porté racional y sobriamente.
Dr Orlando Vicente Álvarez
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