Bueno, anoche terminé de ver Maid (Las cosas por limpiar).
Confieso que la empecé a ver porque varios de ustedes (e incluso el novio de una amiga) me decían que me parezco a la protagonista (Margaret Qualley).
Qué decir de una serie que muestra la durísima realidad de una mujer pobre que huye con su hija de la violencia de su novio? Que muestra su lucha diaria, inclaudicable, para sacar adelante la vida de ambas. Que te hace enojar, te hace llorar, y sentir cariño por ella. Y, por qué no decirlo? Te hace sentir identificada en muchas más ocasiones de las que cualquier mujer desearía confesar.
La actriz Andie MacDowell, como Paula (la madre de Alex, dentro y fuera de la pantalla), sobresale por su extravagancia, por su locura, pero ni por un instante me hizo dudar del amor que sentía por su hija y por su nieta.
El ex novio, alcohólico, que siempre la está merodeando a Alex, que quiere volver con ella, pero que, finalmente no cambia la conducta que la hizo escapar en el primer episodio.
Maid es una serie que muestra varias realidades indeseables, de la violencia doméstica, la de la pobreza y también el deficiente sistema asistencial que existe en USA.
Pero quisiera terminar esta reseña con una reflexión. Las mujeres que padecimos violencia de género, sexual y/o financiera no sólo nos enfrentamos a un sistema que fue pensado para silenciarnos. No sólo nos enfrentamos a un abusador y a sus encubridores (tan absolutamente necesarios para que éste pueda perdurar), sino que, lamentablemente, también tenemos que enfrentarnos a otras mujeres.
Alex jamás hubiese podido escapar de su estilo de vida sin la ayuda de la dueña del refugio, de su amiga Danielle, de Regina, su empleadora, ni de la abogada que Regina le facilitó. Mi deseo es que esta serie nos ayude a abrir los ojos y a empezar a sentir empatía frente al sufrimiento de otra mujer.
Luciana Palermo.
Gracias por aceptarme
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