"Al comienzo me resultó extraordinariamente dificil acostumbrar a los lectores al distingo entre contenido manifiesto del sueño y pensamientos oniricos latentes. Una y otra vez se tomaban argumentos y objeciones del sueño no interpretado, tal como el recuerdo lo conservo, descuidándose el requisito de la interpretación. Ahora que al menos los analistas se han avenido a sustituir el sueño manifiesto por su sentido hallado mediante interpretación, muchos de ellos incurren en otra confusión, a la que se aferran de manera igualmente obstinada. Buscan la esencia del sueño en este contenido latente v descuidan asi el distingo entre pensamientos oniricos latentes y trabajo del sueño.
En el fondo, el sueño no es más que una forma particular de nuestro pensamiento, posibilitada por las condiciones del estado del dormir. Es el trabajo del sueño el que produce esa forma, y sólo él es la esencia del sueño, la explicación de su especificidad (Freud. p. 502).
Freud procede aqui en dos etapas:
• Primero, hemos de romper la apariencia según la cual un sueño no es más que una simple confusión sin sentido, un desorden causado por procesos fisiológicos que, en cuanto tales, no tienen nada que ver con la significación. Dicho en otras palabras, hemos de dar un paso crucial en dirección a un enfoque hermenéutico y concebir el sueño como un fenómeno significativo, como algo que trasmite un mensaje reprimido que se ha de descubrir mediante un procedimiento de interpretación.
• Después nos hemos de deshacer de la fascinación por este núcleo de significación, por el "significado oculto" del sueño es decir, por el contenido encubierto tras la forma de un sueño- y centrar nuestra atención en esta forma, en el trabajo del sueño al que fueron sometidos los "pensamientos oniricos latentes".
El punto crucial que hemos de tomar en cuenta es que en contramos exactamente la misma articulación en dos etapas en Marx, en su análisis del "secreto de la forma-mercancia":
• Primero, hemos de romper la apariencia según la cual el valor de una mercancia depende del puro azar, de una interacción accidental entre oferta y demanda por ejemplo. Hemos de dar el paso crucial de concebir el "significado" oculto tras la forma-mercancia, la significación que esta forma "expresa". Hemos de penetrar el "misterio" del valor de las mercancias:
La determinación de las magnitudes de valor por el tiempo de trahajo, pues, es un misterio oculto bajo los movimientos manifiestos que afectan a los valores relativos de las mercancias. Su desciframiento borra la apariencia de que la determinación de las magnitudes de valor alcanzadas por los productos del trabajo es meramen te fortuita, pero en modo alguno elimina su forma de cosa (Marx, 1975, p. 92).
• Pero, como Marx indica, hay un cierto "pero": la revela ción del secreto no basta. La economía politica clásica burguesa ya ha descubierto el "misterio" de la forma mercancia, pero su limite es que no es capaz de abandonar esta fascinación por el misterio oculto tras la forma. mercancia, que lo que captura su atención es el trabajo como la verdadera fuente de riqueza. En otras palabras, la economia política clásica se interesa unicamente por los contenidos encubiertos tras la forma-mercancía, y es ta es la razón de que no pueda explicar el verdadero misterio, no el misterio tras la forma, sino el misterio de esta forma. A pesar de la explicación bastante correcta que ha ce del "misterio de la magnitud del valor", la mercancía sigue siendo para la economia politica algo misterioso y enigmático. Es lo mismo que con el sueño: aun después de haber explicado su significado oculto, su pensamiento latente, el sueño sigue siendo un fenómeno enigmático. Lo que no se ha explicado todavía es simplemente su forma. el proceso mediante el cual el significado oculto se ha disfrazado de esa forma.
Hemos de dar por lo tanto otro paso crucial y analizar la génesis de la forma-mercancia. No basta con reducir la forma a la esencia, al núcleo oculto, hemos de examinar también el proceso -homologo al "trabajo del sueño" mediante el cual el contenido encubierto asume esa forma, porque, como Marx indica: "¿De dónde brota, entonces, el carácter enigmático que distingue al producto del trabajo no bien asume la forma de mercancia? Obviamente, de esa forma misma" (Marx, 1975, p. 88). Este es el paso hacia la génesis de la forma que la economía política clásica no puede dar, y ésta es su debilidad principal:
La economía política ha analizado, en efecto, el valor y su magnitud, de manera incompleta no obstante, y ha develado el contenido encubierto en estas formas. Pero no se ha planteado ni una sola vez la pregunta de por qué este contenido ha asumido esta forma en particular, o sea, por qué el trabajo se expresa en valor, y por que la medición del trabajo mediante la duración del mismo se expresa en la magnitud del valor del producto.
(Sohn Rethel, 1978, p. 31)
Slavoj Zizek. "SUBLIME OBJETO DE
LA IDEOLOGÍA"
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