"EL GOCE Y EL.PLACER.
En una aproximación más general, le respondería englobando el goce y el placer como dos formas diferenciadas de expresión de la energía psíquica. Pero una vez más, ¿cómo definir la energia? La cosa, como sabemos, no es fácil. En efecto, si le pidieran a un físico que defina la energía, tendría la misma dificultad que el psicoanalista para dar cuenta de la naturaleza del placer o del goce. El científico, para definir la energía, se vería obligado a situar ante todo su contexto. Describiría entonces una energía solar, una energía mecánica, una térmica, todo modo de energia definido según el medio en el cual la energía se libera. Además, tal como vimos, el fisico usa una fórmula algebraica, una constante nu 46/212 poder trabajar a partir de un cálculo e....... a energía. En cuanto respecta a nosotros, carecemos de fórmula algebraica para calcular el placer o el goce. Ni el placer ni el goce son estrictamente definibles en sí. Sólo se los puede situar por su contexto: para el placer, consideramos la conciencia, la experiencia y la disminución de tensión; para el goce, el hecho de que es inconsciente, que coincide con el incremento de tensión y que no necesariamente es sentido.
El placer es la figura consciente o preconsciente pero siempre sentida de la energía, mientras que el goce - pienso aquí fundamentalmente en los goces locales - es su figura inconsciente y jamás sentida de inmediato. Pero la distinción consciente/inconsciente es sólo un criterio muy general para distinguir placer y goce. Desde un punto de vista económico, quiero decir, desde el punto de vista de la variación de intensidad de la energía, el placer es ante todo la sensación agradable percibida por el yo cuando disminuye la tensión. En el placer, recuerden a Freud, se trata de una disminución de la tensión psíquica en el sentido del reposo y de la distensión. En cuanto respecta al goce, éste consiste en un mantenimiento o en un agudo incremento de la tensión. No es sentido de inmediato, pero se manifiesta indirectamente en las
pruebas máximas que deben atravesar el cuerpo y la psique, el sujeto entero. El goce es una palabra para decir la experiencia de sentir una tensión intolerable, mezcla de ebriedad y de extrañeza. El goce es el estado energético que vivimos en circunstancias límites, en situaciones de ruptura, en el momento en que se está por franquear un tope, por asumir un desafío, por afrontar una crisis excepcional, a veces dolorosa.
Tomemos el ejemplo del juego infantil: hay goce en ese niño que, rodeado de compañeros, trepa a un techo en pendiente y se deja embriagar por el riesgo de caer. Es del orden del desafío. Goza no sólo en el desafío lanzado a sus semejantes sino también en el hecho de poner a prueba sus propios límites. El placer es todo lo contrario. Supongamos al mismo niño, distendido ahora, que se deja mecer por el movimiento agradable de una hamaca. Todo en él es reposo y distensión. Pero si, al hamacarse, de pronto es ganado por el antojo de conocer el punto limite que puede alcanzar corriendo el riesgo de precipitarse en el vacío, entonces lo que vuelve a surgir es el goce. Asimismo, en la experiencia del análisis, se puede sentir el placer de ir a una sesión y confortarse hablando, pero también se pueden vivir momentos de extrema tensión, incluso de dolor, en los cuales lo que prevalece es el goce.
Esquemáticamente, entonces, les diría que el placer equivale a la tensión reducida, mientras que el goce equivale a la tensión máxima. El goce es el estado máximo en el cual el cuerpo es puesto a prueba. Tal vez el ejemplo más evidente en el cual el cuerpo es puesto a prueba sea el del dolor inconsciente a menudo manifestado a través de acciones impulsivas. Diría incluso que el dolor es una de las principales figuras del plus-de-goce, o tal como tuve ocasión de demostrar en mi seminario, el paradigma del objeto a.
Ahora bien, si el goce no es sentido directamente, podrían preguntarme: ¿Pero cómo se puede hablar de goce o de dolor si no se lo siente? ¿Cómo se puede hacer existir dos términos tan antinómicos como "dolor" e "inconsciente"? Y dentro del mismo razonamiento, podrían también preguntarme: si el goce es una tensión no sentida, ¿de dónde se la infiere?
¿No habría que decir en cambio que se siente el goce, pero que sólo se lo siente a posteriori?
Efectivamente, tiene razón, sería más apropiado decir que el goce jamás es inmediatamente sentido en su punto culminante, sino tan sólo a posteriori. Tomemos el ejemplo del hombre que, en un impulso suicida, toma el volante de su auto, se dirige a la autopista y conduce en un estado segundo de conciencia, al punto de rozar el accidente. Una vez pasado el momento difícil, se detiene y recobra el dominio de sí mismo al pensar en su pasaje al acto... Podemos deducir de ese momento en el cual el sujeto osciló entre la vida y la muerte que hubo goce. Este hombre vivió bajo la influencia de una tensión mortífera, en un impulso pasajero de destruirse. Esta es una expresión indirecta del impacto del goce: no experimentó ninguna sensación precisa y definida, sino el vago sentimiento de una fuerza que lo empujaba a la acción. De ese momento paroxístico, se puede deducir que ese hombre ha vivido bajo la influencia no del alcohol sino de una droga mil veces más poderosa que actúa en todo ser huma no, a saber, la carga de un goce mudo y dominador.
*Juan David Nasio. "Cinco lecciones sobre la teoría de Lacan".
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