¿Qué es la poesía para el Psicoanálisis?
En la “Antología de la literatura fantástica” de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo encontramos el cuento del filósofo chino Chuang Tzu, quien vivió en la antigua China, alrededor del siglo IV a.C.
El cuento dice que Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
Recordé este cuento cuando me encontré con esta pregunta, ¿Qué es la poesía para el Psicoanálisis? Quizás porque la experiencia de un análisis está impregnada de la equivocidad del decir, que transforma ese obstáculo inherente al lenguaje en la posibilidad de un decir nuevo.
Diría que así como Tzu y la mariposa, el Psicoanálisis con la poesía tienen una relación de mutua implicación. ¿Es el Psicoanálisis una experiencia de poesía? ¿O es la poesía una experiencia del análisis?
El recorrido de un análisis se trata de la instauración de un modo de hablar inédito, y en esa novedad, que va más allá de cualquier experiencia dialógica corriente, descubrir la propia poesía en las palabras que nos habitan, el texto más propio, fundante, pero a su vez que no está escrito, que se va narrando en el devenir de la experiencia.
Si algo enseña el análisis es a trocar goce por saber, a perder cada vez, aquellos axiomas que rigen la vida, a descomponerlos en pequeños retazos, a volver a unirlos de diferentes maneras en cada encuentro.
Un encuentro fortuito, contingente con un otro de quien recibir la escucha.
Acto de recibir en tanto las palabras cobran otra tonalidad en aquél lugar. Son ellas las que reciben una nueva oportunidad de ser dichas y reencontradas.
"Lo dicho primero decreta, legisla, aforiza, es oráculo, confiere al otro real su oscura autoridad", dice Lacan en sus Escritos.
Si algo se aprende allí, es a hacer de esas marcas nuevas marcas que hagan de la vida un bello lugar para vivir. En la estética de las palabras, aunque sean duras y desgarradoras, está su ética, su bien decir, cuando está dirigido a un otro que las hace resonar como cuando una caja de resonancia recibe sonidos estridentes y ruidosos y los transforma en una melodía única, en otra musicalidad nueva.
Se escribe una nueva historia en aquél lugar, no es el mismo sujeto el que sale de allí.
El análisis devuelve a un sujeto el deseo de saber. A fin de cuentas de eso se trata cuando se empieza la travesía, de querer saber, para hacer a partir de allí hacer otra cosa con ello, quizás ni más ni menos que un esfuerzo de poesía del que el sujeto sea ni más ni menos que un poema.
María Paula Giordanengo
Psicoanalista
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