INQUISICIONES SAINT EXUPERY Julio Cortázar Una flor amarilla (Final del juego, 1956). • Una nota de Coleridge dice, literalmente: «Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?» Jorge Luis Borges (En Otras inquisiciones, 1952

 

Calle del Orco

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“Por la noche, cuando volvía a casa, me ponía a fumar en la ventana. Uno se imagina que así favorece la meditación, pero la verdad es que fumando los pensamientos se dispersan como niebla y a lo sumo se fantasea, algo muy diferente a pensar. Sin embargo, los descubrimientos llegan de forma inesperada: en la mesa, nadando en el mar, hablando de cualquier otra cosa.”

- Cesare Pavese

Luis Fuera De Foco Luis

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**FLORES **

Dijo Tennyson que si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo. Tal vez quiso decir que no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas. Tal vez quiso decir que el mundo visible se da entero en cada representación, de igual manera que la voluntad, según Schopenhauer, se da entera en cada sujeto. Los cabalistas entendieron que el hombre es un microcosmo, un simbólico espejo del universo; todo, según Tennyson, lo sería. Todo, hasta el intolerable Zahir.

Jorge Luis Borges

***El Zahir. ***

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El amor, cuando cabe en una sola flor, es infinito.

Antonio Porchia

***Voces ***

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Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

Alejandra Pizarnik

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Romper una flor es

romper el verano.

Raquel Graciela Fernández

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—Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera. Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirándola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquiera los siente, eso que llaman la belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre. La flor era hermosa, siempre habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena. Yo me iba a morir, no habría nunca más una flor para alguien como nosotros, no habría nada, no habría absolutamente nada, y la nada era eso: que no hubiera nunca más una flor.

Julio Cortázar

Una flor amarilla

(Final del juego, 1956).

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Una nota de Coleridge dice, literalmente: «Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?»

Jorge Luis Borges

(En Otras inquisiciones, 1952

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