Laurita SarmientoARTE, HISTORIA, FILOSOFÍA, CINE, LITERATURA Y OTROS MENESTERES
AUGUSTO RODIN Y CAMILLE CLAUDEL
Profesor y alumna se enamoraron locamente pero los celos, presiones y degradaciones rompieron su relación.
Amor, locura y arte. Son las tres palabras que, sin duda, marcaron la obra y vida del escultor francés Auguste Rodin.
Fue precisamente su pasión por el arte el que la que le llevó a conocer a la que, en sus propias palabras, era la mujer de su vida: Camille Claudel. De grandes y llamativos ojos verdes, la joven se convirtió en la musa del artista, a quien, sin embargo, fue incapaz de convertir realmente en la única, llevándola a perder por completo la cordura.
Es cierto que el arte les unió: ella también era una prometedora escultora aunque es cierto que ha pasado a la historia por ser la amante de Rodin y no por su obra.
A sus 20 años logró el apoyo de su familia para comenzar a trabajar en el taller en el que también estaba el que más tarde sería, además de su mentor, su amante.
Fueron años en los que ella pudo desarrollar sus dotes, pese a vivir en un momento en el que el hecho de ser una mujer minaba sus expectativas, pero también una época en el que su relación con Rodin se tornó en tormentosa.
Él, hombre casado, nunca se planteó dejar a su esposa, al igual que tampoco quiso hacerlo con la otra amante «estable» que ya tenía. Ni el hecho de que Camille se quedara embarazada hizo que el artista cambiara de opinión. Ella abortó y los celos, degradaciones, y presiones terminaron por romper su relación.
Camille pasó los últimos años de su vida aislada en el psiquiátrico de Montdevergues.
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