Nadie elige porque sí a quien elige. Las personas nos relacionamos unos con otros respecto de condiciones del amor que están estructuralmente asentadas en nuestras constituciones. Elegimos como elegimos por algo propio en el otro. Nos cuesta darnos cuenta de esto. Más bien, tendemos a enajenarnos de nuestra elección. Creemos que el otro de la alteridad, el semejante, no tiene nada que ver con uno.
El fantasma es una relación estructural de vínculos primarios que hace a ciertos núcleos patológicos por los cuales las personas nos elegimos. "Yo elijo al otro en relación a mi fantasma" implica que el fantasma de ese alguien tiene vinculaciones discursivas afines a las mías, que la historia en relación a determinados significantes de cada uno (el abandono, la distancia, el rechazo, la indiferencia, por ejemplo.) “hace lazo” entre nosotros.
Lo propio en el otro que hace a la relación de objeto no opera en el orden de la razón o las idealizaciones, sino en un orden inconsciente. Por supuesto que me va a interesar, en cierto registro, si ella es bonita, inteligente, etc. pero esos son simplemente valores fálicos, no es lo que comanda mi elección en términos estrictos.
Pero hay una complicación adicional: esta elección inconsciente respecto de una historia común se implica en relación a un saber que yo le supongo al otro respecto mi propia dificultad. Es decir que en la dinámica del vínculo se juega una suerte de acuerdo implícito según el cual yo le pido al otro que me ayude con mi dificultad, puesto que sé que el otro tiene la misma dificultad que yo.
El sujeto se relaciona con el otro basado en la siguiente suposición: - "Seguramente tú, que tienes noción de este problema mío dado que te pasa a ti, vas a saber resolver mi problema". Y el desencuentro se produce desde el mismo momento ¡en que el otro espera lo mismo de mí! La misma expectativa es la que nos une: el otro está llamado a resolver la dificultad propia que, por ser la misma, yo supongo que el otro ha resuelto.
Nos cuesta entender que, si el otro tiene el mismo conflicto que yo, difícilmente me pueda ayudar en eso… -El desencuentro está planteado ¿entonces? ¿Quién se hace cargo de este asunto?" // EL FANTASMA EN PSICOANALISIS,
Del muro de Orlando Lopez Firpo
No comments:
Post a Comment