En Tropa de Élite 2 (2010, dir. José Padilha), tiene lugar una de las escenas que causaron mayor satisfacción al espectador brasileño en la historia del cine de ese país.
La secuencia muestra al Secretario de Seguridad de Río de Janeiro, Guaracy, (interpretado por Adriano Garib), recibiendo una paliza de Roberto Nascimento, ex capitán del BOPE (interpretado por Wagner Moura).
Guaracy es un político corrupto que favorece a las milicias armadas (las que, a su vez, benefician al poder público), mientras, por otro lado, hace populismo mediático con la ayuda de un presentador de televisión. Además, está involucrado con los milicianos que atentaron contra la vida del hijo de Nascimento.
La paliza parece purgar toda la ira que el brasileño siente hacia los políticos deshonestos, la película hace por un momento que los golpes se conviertan en una especie de venganza de la sociedad contra este tipo de sujetos que siempre retrasaron la vida de la población, pero nunca fueron castigados por el Estado.
Nunca pierde vigencia la frase esa que afirma que somos lo que protegemos. Pero al parecer, tanto en el Cine, como en la realidad, el Estado de la mayoría de los países latinoamericanos, tristemente, protege una cosa, mientras el pueblo, a la fuerza, debe padecerla. En el mundo real, cuesta mucho ir contra el poder dominante y obtener un poco de justicia, dado que, además, la vida de muchos inocentes está en peligro.
Sin embargo, cada tanto, el Séptimo arte nos da esta revancha.
Luciana Palermo.
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