VAN GOGH BOSQUEJO.
Llego el Papa Ratzinger y se reunió con Fidel durante una hora. Castro ya se estaba debilitando y veía la muerte cercana así que prestó oídos a la prédica del erudito.; que hasta llego a hablarle de San Agustín de Hipona- de los santos padres de los primeros siglos del cristianismo. Le hablo de la conversión de San Agustín del Pelagianismo-doctrina de Pelágico quien negaba el pecado original y afirmaba que la gracia divina no era necesaria, ni gratuita, sino merecida por un esfuerzo en la práctica de la misma- al Cristianismo, que le gustaba la literatura y era un gran erudito. Se convirtió del maniqueísmo-se concibe como la fe definitiva que pretende invalidar a todas las demás- al cristianismo hurgando en las palabras de San Pablo de Tarso.
Hurgó en la libertad del hombre, que ningún estado es una realidad divina o eterna, tuvo la intuición genial de la relación espacio tiempo adelántese 1500 años a Albert Einstein, y la Teoría de la Relatividad cuando afirma que el universo no nació en el tiempo sino con el tiempo, que el tiempo y el universo surgieron a la vez. También le musitó sobre la omnipotencia divina. Creer que Dios puede hacer absolutamente todo lo que se pueda imaginar puede conllevar ciertas paradojas lógicas. Un ejemplo simple puede ser como sigue: ¿Podría Dios crear una piedra tan grande que ni Él mismo pudiera levantarla? Si puede hacerlo, entonces la roca inamovible limitaría los poderes de Dios; pero si no puede, entonces ya no es omnipotente.
Este problema condujo en la Alta Edad Media al concepto matemático del infinito y sentó las bases del cálculo infinitesimal. Castro presto mucha atención a lo de la roca- después veremos el por qué. Después de una hora de hablarle de la biblia y de los Santos Padres, Castro que estaba acostumbrado a oír “Sí Comandante, A la orden Comandante” estaba medio bobo y reblandecido. Ratzinger no lo bendijo como quería Fidel pero agarro una garraspera que se convirtió en bronquitis crónica. Esta, más problemas internos de la Iglesia Católica-que no quiero mencionar-le hizo renunciar al papado años después. Nunca había visto una cabeza tan dura y cerrada como la del tirano. Pero Castro había quedado pensativo y recordando los años cuando niño en el seminario de los jesuitas-la familia pensaba que le estaba entrando la chochera de la vejez-pero el comunismo siguió firme aunque con rascadura
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