VAN GOGH PICTURE
Unos minutos más tarde vino un mulato ya anciano que tenía una prótesis de la arcada superior muy roja y después piezas blancas. El hombre era viudo y se dedicaba a vender lotería en forma clandestina para sobrevivir a la pobre pensión que ganaba.
_ Ohh. –Me dijo a mí- al fin te tenemos de vuelta. ¿Qué te parece como está el país ahora?
Yo no conteste. Solo lo salude con un gesto dela mano.
_ ¿Cómo va el negocio Eduardo?-dijo mi madre.
- Ahí. Ahí. La gente no tiene plata pero para la lotería todavía tienen la vieja ilusión de ganarse el millón. Jejeje.
-Apúntame diez pesos a mi nombre para la próxima tirada.-dijo Mamá.
El anciano sacó una pequeña libreta y puso la apuesta de Mamá.
-¿Y dónde vas ahora Eduardo?
-A un toque de santos, con mucho ron, bongóes, lindas mulatas, bailes y purificaciones de los malos espíritus.
Yo sonreí a mandíbula batiente y le dije:
- Pues voy contigo a gozar esta noche y recordar a la difunta Jélica que hacia bembé al lado de casa cuando era niño. Espero que Dios que perdone por este pecado.
_ Mira que a mi hijo le salen patas de chivo en la noche que son un terror. Es el mismo diablo. Yo no sé cómo puede caminar en esas ocasiones. No vaya a ser que se transforme en medio del baile y haga huir a todo el mundo...
-No importa G... Nosotros hasta el mismo demonio lo recibimos sobre todo cuando alguien entra en trance... Y más tu hijo que seguro tiene dólares para encumbrar a los mismos espíritus.
_ Mira que a mi hijo le salen patas de chivo en la noche que son un terror. Es el mismo diablo. Yo no sé cómo puede caminar en esas ocasiones. No vaya a ser que se transforme en medio del baile y haga huir a todo el mundo...
-No importa G... Nosotros hasta el mismo demonio lo recibimos sobre todo cuando alguien entra en trance... Y más tu hijo que seguro tiene dólares para encumbrar a los mismos espíritus.
Y fui tras Eduardo como un joven que quería recordar su niñez y juventud.
Mamá quedó pensativa.
-A los hombres cuando le mencionan las mulatas no hay Dios que los detengan.
Mamá quedó pensativa.
-A los hombres cuando le mencionan las mulatas no hay Dios que los detengan.
DR Orlando Vicente Álvarez
CUBANO URUGUAYO
GENIO
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