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Sunday, November 15, 2020

ORLANDO VICENTE ALVAREZ,LA GALLINA CUCA,URUGUAY,CUENTO

 






ORLANDO VICENTE ALVAREZ ,CUENTO DE AVES: NUESTRA GALLINA CUCA

     Estando en Cuba en pleno periodo especial de hambre generalizada-menos los dirigentes del PCC- mi esposa se las agenció para comprar en el mercado negro una gallina. Pensaba que nos iba a proporcionar huevos y por su porte se veía como buena ponedora.
    Era pechugona, de amplio plumaje a los costados, hasta tenía buenas patas. Por eso yo decidí llamarle Cuca como el nombre de mi suegra. Al principio mi esposa se enojó pero a mis hijos pequeños les gustó el nombre y Cuca se quedó.
     Se acostumbró tanto al nombre que la llamábamos así y corría tras nosotros diciendo: “cocó, cocó”. Mi esposa cada noche la encerraba en un cajón agujereado en la cocina pues los ladrones eran el terror del barrio y acababan con todo cerdo, aves de corral y hasta con los perros grandes. Los gatos también iban desapareciendo, tal vez en el estómago de algunos.
     En la mañana Cuca nos despertaba con un Co- Co- que era como los relojes antiguos. Mi esposa se levantaba y subía a la terraza donde la ataba con una pequeña cuerda y le colocaba un cuenco de comida que todos le ahorrábamos a Cuca.
     Los chicos la trataban como si fuera una mascota. Cuca ponía un huevo diario que en aquella época era un respiro para los chicos. Y cacareaba por su hazaña para que todos nosotros y nuestros vecinos supieran que había un huevo más en la casa.
    Cuca engordó y cada vez más se parecía a mi suegra. Al fin llegó la época de que la merodeara un gallo. Un vecino colaborador tenía un viejo gallinero bien escondido en su patio y además trabajaba en una granja gubernamental de pollos por lo que tenía acceso al alimento que también escaseaba y tenían que vender los polluelos recién nacidos en la carnicería a muy bajo precio para que la gente los comprara y los criara con su propio alimento. Mi hermano compro 10 de estos pollitos y solo crecieron hasta ser adultos Dos.
     Pues nuestra amada Cuca estaba contenta y feliz con un macho que la quería entre todas las demás y la hacía poner un huevo fertilizado al día.
    Llegó el momento en que Cuca empollara los huevos. Le hicimos un nido bajo la escalera de la azotea y trajimos los huevos y a Cuca que ya se le había pasado el amor al gayo- digo yo. Co-Co-Co nos avisaba Cuca todas las mañanas pero no se despegaba de la improvisada incubadora natural. Co-Co- Co- la llamábamos nosotros y ella respondía: Co-Co  como para decirnos que todo estaba bien.
    Y llegó el día en que los pollitos rompieron el cascaron y afloraron al verde patio con curiosidad de nuevos habitantes, pero si nos acercábamos se introducían en el copioso pelaje de su madre que cloqueaba como una buena gallina que era.
    Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos.
    El recuerdo de la gallina Cuca me retrotrae al semblante de mi querida suegra CUCA quien nunca se enteró que nuestra mascota se llamaba igual a ella.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO,GENIO

OUR HEN CUCA IN CUBA

BIRTHS TALE: OUR HALL CUCA

     Being in Cuba during the special period of generalized hunger-less the leaders of the PCC-my wife managed to buy a chicken on the black market.
   I thought she was going to provide us with eggs and because of her looks she looked like a good layer. It was busty, with wide plumage on the sides, even had good legs. That's why I decided to call him Cuca as my mother-in-law's name.
    At first my wife got angry but my little children liked the name and Cuca stayed. She got so used to the name that we called her that and she ran after us saying: "Cocó, Cocó".
   My wife would lock her up every night in a drawer drilled in the kitchen because the thieves were the terror of the neighborhood and ended up with all pigs, poultry and even large dogs. The cats were also disappearing, perhaps in the stomach of some.
   In the morning Cuca woke us up with a Co-Co-which was like antique watches. My wife got up and went up to the terrace where she tied her with a small rope and put a bowl of food that we all saved Cuca. The boys treated her like she was a pet.
   Cuca put a daily egg that at that time was a respite for the boys. And she cackled for her deed so that all of us and our neighbors knew that there was one more egg in the house.
   Cuca got fatter and more and more she looked like my mother-in-law.
   At last, the time came when a rooster prowled her. A collaborating neighbor had an old chicken coop well hidden in his yard and also worked in a government chicken farm so he had access to the food that was also scarce and they had to sell the newborn chicks in the butcher shop at very low prices so that the people will buy them and raise them with their own food. My brother bought 10 of these chicks and they only grew to be adults. Two.
   For our beloved Cuca was happy and happy with a male who wanted her among all the others and had her put a fertilized egg a day.
   The moment came when Cuca hatched the eggs. We made a nest under the staircase on the roof and brought the eggs and Cuca who had already passed the love to the cock - I say.
   Co-Co-Co warned us Cuca every morning but did not leave the improvised natural incubator. Co-Co- Co- we called her and she answered: Co-Co, as if to tell us that everything was fine.
     And the day came when the chicks broke the shell and surfaced in the green courtyard with curiosity of new inhabitants, but if we approached they entered the copious fur of their mother who clucked like a good chicken that was.
   We let them live. Some died of hunger or who knows what.
  I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring to the world many, many new chicks.
   The memory of the Cuca hen takes me back to the face of my beloved mother-in-law, CUCA, who never knew that our pet was the same as her.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBAN URUGUAYAN
GENIUS

CUENTOS DE AVES: GALLINA CUCA

CUENTO DE AVES: NUESTRA GALLINA CUCA Estando en Cuba en pleno periodo especial de hambre generalizada-menos los dirigentes del PCC- mi esposa se las agenció para comprar en el mercado negro una gallina. Pensaba que nos iba a proporcionar huevos y por su porte se veía como buena ponedora. Era pechugona, de amplio plumaje a los costados, hasta tenía buenas patas. Por eso yo decidí llamarle Cuca como el nombre de mi suegra. Al principio mi esposa se enojó pero a mis hijos pequeños les gustó el nombre y Cuca se quedó. Se acostumbró tanto al nombre que la llamábamos así y corría tras nosotros diciendo: “cocó, cocó”. Mi esposa cada noche la encerraba en un cajón agujereado en la cocina pues los ladrones eran el terror del barrio y acababan con todo cerdo, aves de corral y hasta con los perros grandes. Los gatos también iban desapareciendo, tal vez en el estómago de algunos. En la mañana Cuca nos despertaba con un Co- Co- que era como los relojes antiguos. Mi esposa se levantaba y subía a la terraza donde la ataba con una pequeña cuerda y le colocaba un cuenco de comida que todos le ahorrábamos a Cuca. Los chicos la trataban como si fuera una mascota. Cuca ponía un huevo diario que en aquella época era un respiro para los chicos. Y cacareaba por su hazaña para que todos nosotros y nuestros vecinos supieran que había un huevo más en la casa. Cuca engordó y cada vez más se parecía a mi suegra. Al fin llegó la época de que la merodeara un gallo. Un vecino colaborador tenía un viejo gallinero bien escondido en su patio y además trabajaba en una granja gubernamental de pollos por lo que tenía acceso al alimento que también escaseaba y tenían que vender los polluelos recién nacidos en la carnicería a muy bajo precio para que la gente los comprara y los criara con su propio alimento. Mi hermano compro 10 de estos pollitos y solo crecieron hasta ser adultos Dos. Pues nuestra amada Cuca estaba contenta y feliz con un macho que la quería entre todas las demás y la hacía poner un huevo fertilizado al día. Llegó el momento en que Cuca empollara los huevos. Le hicimos un nido bajo la escalera de la azotea y trajimos los huevos y a Cuca que ya se le había pasado el amor al gayo- digo yo. Co-Co-Co nos avisaba Cuca todas las mañanas pero no se despegaba de la improvisada incubadora natural. Co-Co- Co- la llamábamos nosotros y ella respondía: Co-Co, como para decirnos que todo estaba bien. Y llegó el día en que los pollitos rompieron el cascaron y afloraron al verde patio con curiosidad de nuevos habitantes, pero si nos acercábamos se introducían en el copioso pelaje de su madre que cloqueaba como una buena gallina que era. Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos. El recuerdo de la gallina Cuca me retrotrae al semblante de mi querida suegra CUCA quien nunca se enteró que nuestra mascota se llamaba igual a ella.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO

SATURDAY, FEBRUARY 1, 2020

BIRD TALE to tell us everything was fine. And the day came when the chicks broke the shell and emerged to the green patio with curiosity of new inhabitants, but if we approached they were introduced into the copious fur of their mother that clucked like a good hen it was. We let them live. Some starved or who knows what. I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring many, many new chicks to the world. The memory of the Cuca hen brings me back to the face of my dear mother-in-law CUCA who never found out that our pet was called her. DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ URUGUAYAN CUBAN, GENIUS CUENTO DE AVES





CUENTO DE AVES

como para decirnos que todo estaba bien.
    Y llegó el día en que los pollitos rompieron el cascaron y afloraron al verde patio con curiosidad de nuevos habitantes, pero si nos acercábamos se introducían en el copioso pelaje de su madre que cloqueaba como una buena gallina que era.
    Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos.
    El recuerdo de la gallina Cuca me retrotrae al semblante de mi querida suegra CUCA quien nunca se enteró que nuestra mascota se llamaba igual a ella.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO,GENIO

SUNDAY, MARCH 22, 2020

POLLITOS SIN CORONA VIRUS .their mother who clucked like a good chicken that was. We let them live. Some died of hunger or who knows what. I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring to the world many, many new chicks.

POLLITOS
    Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos.

ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
their mother who clucked like a good chicken that was.
   We let them live. Some died of hunger or who knows what.
  I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring to the world many, many new chicks.

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