Habiendo yo revalidado el título de médico aquí en Uruguay después de venir de Cuba. Me conseguí un trabajo en una clínica privada, que había instalado un argentino, sobre el tratamiento del dolor.
Era un barrio de gente adinerada. El tratamiento era caro y en dólares y yo ganaba bien. Una paciente cincuentona, asidua a nuestra clínica fue entusiasmándose conmigo. Me enteré que poseía una inmobiliaria y por tanto vendía apartamentos y casas.
Cuando yo le di detalles de mi situación precaria, pues vivía en una pequeña pieza del centro de Montevideo. Me propuso rentarme una casa grande que estaba dos cuadras del Palacio Legislativo.
La mansión era antigua y le era difícil venderla. Habia sido primero un refugio de monjas y después una escuela para enseñar ballet a las chicas.
Me la ofreció por un precio módico y allí me instalé.
El hall era de puro mármol blanco y el living de madera pulida. Tenía como 6 cuartos y uno de cristales entre dos jardines descuidados. Dos baños.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
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