Perdemos la mayor parte de la juventud a fuerza de torpezas. Era evidente que me iba a abandonar mi amada del todo y pronto. Yo no había aprendido aún que existían dos humanidades muy diferentes: la de los ricos y la de los pobres. Necesité, como tantos otros, veinte años y la guerra, para aprender a mantenerme dentro de mi categoría. A preguntar el precio de las cosas antes de tocarlas. Y sobre todo, antes de encariñarme con ellas.
L. F. Céline: Viaje al Fin de la Noche
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