LOLA MORA
Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández (1866-1936) o como todos los argentinos la llamamos, Lola Mora, argentina.
Fue una escultora de fama mundial, con un talento y buen gusto que desafiaba todos los moldes de su época y se lo hicieron sentir.
Su obra artística es vastísima, sólo la posteridad le dio su lugar y su fecha de nacimiento, el 17 de noviembre, es hoy el día Nacional del Escultor y de las Artes Plásticas.
Muy adelantada a su época, con una voluntad férrea y un talento incomparable, desconcertó e incomodó a la pacata sociedad de fines del siglo XIX y principios del XX.
Había estudiado con profesores nacionales y pasó varias temporadas en Italia para perfeccionar su arte.
Regresa a Buenos Aires, en 1902, luego de ganar una medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1900.
Entre los encargos que recibió, nos legó su obra más famosa, la Fuente de las Nereidas.
Estaba destinada a la Plaza de Mayo, pero la profusión de desnudos ofendió principalmente a la curia católica, entre otros y fue desplazada hacia un destino más discreto, luego de idas y vueltas se la instaló en costanera sur, donde se la puede admirar desde entonces.
En 1905 Julio A. Roca, de quien se dice había una simpatía, le encarga dos grupos escultóricos con 6 esculturas alegóricas para el frente del nuevo congreso nacional en curso de construcción.
Lola esculpe tres representaciones femeninas ‘La Paz’, ‘La Justicia’, ‘La Libertad’, una masculina ‘El Trabajo’ y además dos leones cuyo simbolismo se desconoce.
Las figuras humanas son emplazadas según lo planeado, pero están demasiado semidesnudas y además los escasos tules marcan notoriamente el resto de las formas de los cuerpos.
Imaginen, venía del escándalo de las fuentes y al ver esto comenzó una polémica escandalosa, se llegó a decir que aparte de lo libidinoso, eran adefesios que ofendían al honorable lugar.
Las esculturas finalmente se retiraron, estuvieron almacenadas en un depósito, por unos años y finalmente fueron donadas a la gobernación de Jujuy donde lucen hoy.
Un comportamiento inexplicable, como si hubiera sido Lola la inventora o la única que cultivaba el desnudo artístico.
Con el arribo de la democracia en 1983 comienza un largo proceso para tratar de devolver estas obras de arte al Congreso Nacional, sin embargo, no entiendo el porqué; la gobernación jujeña se niega y se llega a un acuerdo, el encargo de reproducciones para ser instaladas en lugar de los originales. Se encargaron dos copias de cada figura. Una para el Congreso y otra para el jardín de la Gobernación, para exhibir en sus jardines y poner a resguardo los originales que ante la falta de mantenimiento ya estaban siendo afectados por tantos años a la intemperie. Demás está decir que el trabajo de calco fue muy poco profesional y las figuras carecen del ángel que le diera Lola. No se logró imitar.
En 2013 se colocan finalmente las copias vulgares.
Ya, algo cansada de la persecución de la que fue objeto, Lola escribió: “Lamento profundamente lo que está ocurriendo, pero no advierto en estas expresiones de repudio la voz pura y noble de este pueblo. Y esa es la que me interesaría oír; de él espero el postrer fallo”.
Y no te equivocaste, Lolita.
En las fotos vemos:
1) Lola Mora posando con su boceto escultórico del Monumento a la Bandera que no pudo ser.
2) Lola Mora en su taller esculpiendo la Fuente de las Nereidas.
3) Los grupos escultóricos colocados, por corto tiempo, en la fachada del Congreso Nacional todavía en construcción, en 1906.
4) Detalle de cada una de las esculturas, todas son las originales, me resultaría de mal gusto mostrar las copias, no por las copias en sí, sino porque Lola no merecía este desprecio.
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