QUÉ ES DECONSTRUCCIÓN (UN ANÁLISIS SEMIÓTICO DENTRO DE LA FILOSOFÍA)
La deconstrucción es una demostración de lo incompleto o incoherente de una posición filosófica cuando se usan conceptos y principios de la argumentación cuyo significado y uso es sólo legitimado por esa posición filosófica. La deconstrucción consiste de este modo en un tipo de crítica conceptual interna en la que la crítica se adhiere de forma implícita y provisional a la posición criticada. El origen del término, así como los casos más paradigmáticos, se encuentran en los primeros trabajos de Jacques Derrida (1930-2004), un filósofo francés- argelino, conocido popularmente por desarrollar un análisis semiótico conocido como deconstrucción y una de las principales figuras asociadas con el posestructuralismo y la filosofía posmoderna.
Que la deconstrucción permanece dentro de la posición que se discute es algo que se sigue de un argumento deconstructivo fundamental acerca de la naturaleza del lenguaje y el pensamiento. Los primeros casos de deconstrucción que propone Derrida critican la posibilidad de un «lenguaje» interior del pensamiento y la intención en el que los sentidos y la referencia de los términos vengan determinados por su misma naturaleza. Tales términos constituyen «significados» o logoi. Derrida califica los tratamientos que presuponen tales términos mentales mágicos como «logocéntricos». Sostiene, siguiendo a Heidegger, que la consideración de tales logoi es básica en los conceptos de la metafísica occidental y que ésta, a su vez, es fundamental para nuestras prácticas culturales y para nuestros lenguajes. De este modo, resulta que no hay algo así como un lenguaje «no contaminado» por la filosofía. Los logoi sirven de fundamento a todos los tratamientos de la intención, el significado, la verdad y las conexiones lógicas. Las versiones de los logoi en la historia de la filosofía van desde las formas platónicas, pasando por las ideas autointerpretativas de los empiristas, hasta las entidades intencionales husserlianas. Las deconstrucciones más completas de Derrida son aquellas que corresponden a textos que ofrecen tratamientos explícitos de logoi, en especial su discusión de la obra de Husserl titulada Discurso y fenómeno. Es aquí donde Derrida argumenta que aquellos significados que están plenamente presentes para la conciencia son en realidad imposibles. La idea de significado es la idea de una idealización repetible. Pero la «repetibilidad» no es una característica que pueda estar presente. De este modo, los significados en cuanto tales no pueden darse por completo ante la mente. Los logoi autointerpretativos constituyen un supuesto incoherente.
Sin logoi, el pensamiento y la voluntad son meras palabras y no tienen una conexión intrínseca con un sentido o un referente. De este modo, el «significado» reposa sobre conexiones de todo tipo entre elementos del lenguaje y entre nuestras interacciones lingüísticas con el mundo. Sin logoi, no hay ninguna clase especial de conexiones que sea específicamente «lógica». Dicho de un modo muy general, Derrida coincide con Quine tanto en lo que respecta a la naturaleza del significado como en aquel punto de vista conexo con éste según el cual «nuestra teoría» no puede ser abandonada toda ella de golpe. Es así como sucede que los filósofos deben pensar, en general, acerca de la teoría filosófica logocéntrica que ha formado nuestro lenguaje en los mismos términos logocéntricos a los que esa teoría ha dado forma. La deconstrucción no es, por tanto, una escisión obtenida a partir de las teorías criticadas, sino que establece una relación autorreferencial mucho más complicada.
Los argumentos deconstructivos tienen como consecuencia el considerar que no hay nada más útil que las palabras; en definitiva, conducen a un completo nominalismo. Según Derrida, sin logoi los contrastes filosóficos fundamentales pierden fundamento, ya que dichos contrastes implícitamente sitúan a uno de los términos como un logos en relación al cual la otra parte resulta defectiva. Sin logos, muchos de los contrastes no pueden operar como principios del tipo de los que la teoría filosófica persigue. De este modo, los contrastes entre lo metafórico y lo literal, entre la retórica y la lógica y otras nociones centrales de la filosofía se presentan como carentes de fundamento que su uso presupone.
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