LAS DIOSAS MUEREN JÓVENES: CANTANTES. Primera Parte
BILLIE HOLLIDAY
Billie convirtió
su infelicidad en canciones que hacen sentirse felices al resto de los
mortales. Dueña de una voz de peculiar timbre y pobre técnica pero plena de
sentimiento, se convirtió en la reina indiscutible del jazz.
La sola mención de
su nombre evoca en nosotros la imagen de la negra cantante de jazz, de
prodigiosa voz y turbulenta vida. Nos basta con cerrar los ojos y entonar una
de sus conmovedoras interpretaciones para entrar en éxtasis.
Su voz desgarradora y un poco áspera me hacía
recordar en mi adolescencia, con los discos viejos que atesoraba mi madre, la
imagen de la negra que sufría en lo más profundo de su alma un dolor que solo Dios podía mitigar en el cielo.
Violada a los 10
años y trabajando haciendo camas y limpiando retretes en viejos burdeles se contorneaba frente a la
rocola siguiendo las canciones de Louis Angstrom y Duke Ellington. Después fue
descubierta por un promotor de música quien la lanzó al estrellato.
Pero su voz tenía
el timbre desgarrador de una negra desesperada que no conoció el verdadero
amor.
Invadida por las
drogas y el alcohol fue apresada varias veces por borracha y drogadicta e
internada en hospitales.
La última canción que
escuche de ella “Can’t take my eyes over you”, ya aquí en el Uruguay, su voz,
ya sin fuerzas y domada por el alcohol, apenas se distinguía de sus canciones cuando era más joven.
Lady Blues, como la
llamaban, murió hospitalizada de Cirrosis en el año 1959 a los 44 años, junto a
su perro que era el único ser que la acompañaba.
Su voz ronca es un
canto triste como una plegaria a una Criatura Espiritual que la rescatara de
sus demonios internos.
ORLANDO VICENTE
ALVAREZ
-CONTINUARÁ-
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