El Olvido es Inevitable
En la oscuridad del aislamiento, cuando todos duermen y todos callan, cuando las nubes cubren la luna y no hay atisbo de las estrellas; el sufrimiento golpea como el hundimiento de un cuchillo clavado en el alma, desgarra sentimientos y desborda el olvido.
La ironía de decirte que te olvido es que en el baúl de los recuerdos se impregna tu memoria, estúpido sentimiento que aborrezco con vehemencia. Me desespero, grito, derramo lágrimas de rabia y tristeza como una escapatoria a esta jaula acogedora que me envuelve asfixiándome, protegiéndome.
Olvida corazón, tu tiempo ha caducado. Las verdades fueron dichas, los dados lanzados, acciones confusas se mezclan con temores, el cerebro controla y el sentimiento se esfuma como la vida efímera de una rosa que es devorada con violencia por insectos rastreros. Es inquietante la experiencia novedosa que pinta mis mejillas con un beso de sonrojo. Mi alma se estremece haciendo estragos en el cuerpo material donde reposa como prisionera.
El deseo y el anhelo se han fundido en uno solo, la razón los ha consumido y sus rastros borró en un lacónico segundo. La lucha interna que se libró en mi interior dejó estragos y rupturas, la inestabilidad reinó y la hoguera en una pequeña llama se convirtió. No más conversaciones profundas, no más conversaciones vacías, alejarse ante el inminente fracaso de un lazo frágil que nunca debió existir. Déjame escapar de la libertad, volviendo a la jaula que mi vida conoció, donde nunca nadie se atrevió a llegar por temor al desafío que representaba con orgullo y ahora solo queda el cansancio.
Cansancio de pensar, cansancio de negar, cansancio de mi moral, sin embargo es lo que represento, la parte objetiva de la humanidad, donde la razón se sobrepone al corazón y el olvido es obligatorio, el olvido es inevitable.
Aporte realizado por Taty Carranza
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