LAS CARTAS EN CADENAS. ANTECEDENTES. AHORA POR WhatsApp.
Recuerdo que cuando era un niño de aproximadamente de 10 años recibíamos por debajo de la puerta una carta sin remitente que decía que reenviara 10 copias a las vecinas más cercanas. Yo tenía que hacer los pliegos pues tenía mejor letra y tiempo para realizarlas.
Allí pronosticaban que si no realizaba la misión vendrían nos caerían miles de desgracias a toda la familia y que si la distribuimos vendría gloria y alabanzas al SEÑOR.
Después venía la etapa de distribución que yo tenía que hacer. En cada puerta semi abierta o por debajo de las mismas, hacía la entrega, también anónimas.
Pero un día una amiga muy cercana a mi madre le dijo que si volvía a recibir una carta cadena la tirara al rio y remedio santo. Así se esfumaban las malas predicciones que nos amenazaban.
La próxima carta en cadena llego a las pocas semanas. Ya harta de aquello fuimos a casa de abuela Luisa que vivía a la orilla del río Guaso y teníamos que atravesar el puente metálico muy viejo, con arcos y barandas, y Mamá sacó la carta de su cartera y la arrojo al río.
Pero he aquí que la carta descendió hasta uno de los pilares grandes del Guaso y Mamá se lamentó. Se persignó pues era una buena católica y esperó el futuro que vendría.
La desgracia vino pronto. Fidel Castro intervino todos los negocios privados y entre ellos la pasteurizadora que poseía que poseía mi padre. La carta tenía razón. Desgracias y desgracias por todas partes por no cumplir el cometido.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
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