Cierta vez en
consulta vino un paciente que me enseñó
un papel para presentar en oficinas de ayuda a los necesitados del gobierno de turno.
-¿Y qué es esto que dice aquí? Yo no lo entiendo. Me lo
escribió el psiquiatra que me atiende-me dijo con voz entrecortada..
Yo tomé el pliego en mis manos y lo leí:
“Síndrome de Diógenes
mezclado con el Síndrome de Narciso Tipo II”
Yo quedé pensativo
unos instantes y le dije:
.-Mejor vaya a un
Psicoanalista que sabe mucho de Hermenéutica y Exegesis, que ellos saben más
que un psiquiatra sobre esta enfermedad.
-¿Y qué es eso
Doctor?
-Se trata del estudio
y des escriptamiento de escritoras
antiguas, sobre todo de las Santas Escrituras, la Biblia.
- ¿Y yo que tengo que
ver con eso, Doctor? Soy un hombre tranquilo, trabajé toda la vida y ahora que
ya los años me levantan con pesada carga. Me vienen con esto?
-Ahh. ¡Los
psiquiatras, los psiquiatras! Vaya con el psicoanalista, por favor, que son los
mejores conocedores de las enfermedades mentales. Y no prescriben tantos
medicamentos como los psiquiátras que producen efectos secundarios y luego
vienen más drogas para contrarrestar estos. Al final, usted queda peor que
cuando acudió por primera vez.-y continué después de una pausa-el problema con
los psicoanalistas es que se toman su tiempo para diagnosticarlo-7 o 10 años,
depende de su bolsillo- Y además, se duermen
a ratos durante la consulta y de
cuando en cuando se despiertan para decirle: “continúe por favor, continúe, que
ya estamos avanzando mucho”- y después de otra pausa-“a propósito: ¿Qué hora
es?”
-¡Pero solo han
transcurrido 40 minutos, Doctor!-vos respondé.
Y el psicoanalista le
dice con la mayor paciencia:
-No importa el tiempo
si es bien aprovechado. Hasta la semana que viene… Ahh. Que no se le olvide su
tarjeta de crédito. Hace una semana que mis honorarios no son abonados por vos.
-Así. Que el
psiquiatra le diagnosticó una enfermedad metal que ya conozco.
-SÍ. Parece que sí Doctor. Pero me llamó la atención que solo
en una ocasión, hace como un año y medio, me vio personalmente en su consulta.
Después mandaba a su secretaria a repetirme la
medicación, así, sin más ni más.
-¿Y usted por qué no
se quejaba?
-No quería molestar,
Doctor. Es que trabajan mucho porque este mundo está cada vez peor: gente
sufriendo por todas partes.
-Pero usted según dice
aquí en el papel tiene una enfermedad mental…
-¡Qué enfermedad
mental, ni enfermedad mental! Yo solo fui a ver a un psiquiatra.
El señor salió de la
consulta con pasos cortos como si la vida misma se le hubiera hecho pedazos.
No era como hace
miles de años en que las enfermedades mentales las trataba el brujo o el
espiritista de la aldea. O si no, apedreaban al individuo como poseído por
algún espíritu maligno y se acababa con el mal. O lo lapidaban, lo ahorcaban,
lo exiliaban u otra forma de tortura.
Después, con el
tiempo llegaron los sacerdotes que con la confesión, la penitencia, el
arrepentimiento y el rezar como 28 Ave
María y 40 Padre Nuestro, pretendían curar al enfermo. Si esto no daba
resultado entonces llamaban a un exorcista de experiencia y todos los
demonios-habían todas clases de espíritus malignos que atormentaban la psiquis
del sufriente, y remedio santo. Si no los expulsaban, lo encerraban en un convento especial con una
celda cerrada y lo mantenían a pan y agua, hasta que moria, así acababan con el
mal de raíz.
Vi un documental del
AFRICA negra donde un brujo santiguaba en una lengua de sus antepasados a un
joven, prostrado en una rama de palma al aire libre, para curarlo de una
Apendicitis Aguda. Después le daba a beber una pócima muy antigua. El joven se
ponía de pie o moría- el espíritu maligno había triunfado- pero en este caso el
chico se curó de su dolencia. Era un asunto de fe y de tradición cultural.
Entonces llegó
Sigmund Freud que lo complicó todo con la revolución del psicoanálisis. Y
acudió a la mitología griega-tenía que ser los griegos pues todos estaban locos
empezando con Platón y su teoría atómica.
De ahí surgieron
varios Síndromes que explicaba la
complejidad del alma humana: Diógenes, Edipo, Electra-Jung-, Cronos, Ulises. Hasta el Síndrome de Penélope –sí la esposa de
Ulises que lo esperó como 20 años siéndole fiel, ya no se ve este tipo de
féminas- se mencionó en el
psicoanálisis.
Pero Freud no se
quedó tranquilo. El alma humana era tan compleja- y él hizo un pandemonio de
ella- Entonces, no era suficiente con tantos Dioses para nombrar las
enfermedades mentales. No. No se quedó ahí.
Surgió el Complejo de Creso, el de Aquiles. Y por último, no satisfecho- se le acababan los Dioses Griegos -explicó el Complejo de Edipo que tantos dolores de cabeza trajeron al psicoanálisis-la mayoría de los especialistas ya estaban desarrollando algunos de estos Síndrome o sea, se volvían locos e inventaron el Complejo de Sarah Bernard famosa actriz de comienzo del siglo XX que movilizaba a multitudes con sus actuaciones en el teatro. SARAH BERNHARDT ofende a los los cubanos 19 de octubre de 1905. Alegado haber clasificado a los isleños como "Negros con ropa de vestir". La realidad era que un criollo cubano había tocado su hermoso trasero entre la multitud.
Ya que no le bastaban los que había explicado claramente el Doctor que revolucionó el acercamiento a las nuevas enfermedades mentales, que siempre habían existido pero tenía que surgir un hombre como él para complicar las cosas.
Entonces surgieron las Fobias:
Ablutofobia: miedo al
agua y a la lavarse las manos-en lenguaje coloquial: el Complejo del cerdo.
.
.
Acluofobia: miedo a
la obscuridad- sobre todo aplicada a los niños que quieren dormir con una vela
prendida o más modernamente, con una lámpara eléctrica. Se les elimina cuando
el varón llega a la adolescencia, tiene una noviecita y busca algún sitio
oscuro en la calle para satisfacer su imperiosa necesidad sexual. Hay cesa el
miedo a la oscuridad.
Agateofobia,
dementofobia o maniafobia: miedo a la locura o a volverse loco: como están las
cosas a esa fobia llegamos todos tarde o temprano sobre todo los psiquiatras
que ya algunos la tienen.
.
.
Y así tantas Fobias
que los psicoanalistas y los psiquiatras las confundían todas: a uno que le
temía a la oscuridad le llamaban Oscuro fobia, a los que temían bañarse,
suciofobia, y así sucesivamente.
Pero la teoría de
Freud más polémica era el por qué lo seres humanos desarrollaban atracción
hacia el sexo opuesto. Le llamó al hombre “miedo a la castración” y la mujer
“envidia del pene” Todo para superar el Complejo de Edipo en su niñez. No veía
que la pareja humana c… porque sí, es un
instinto natural y evolutivo para preservar la especie.
Por eso digo que
Freud y Jung ya estaban locos cuando escribieron sus tratados, sobre todo Freud
en “La interpretación de los sueños” como un cartomántico que te dice que
significa el sueño que generalmente es que te va a partir un rayo o llenarte
las manos de dinero. También en “Toten y
Tabú” que me disparé escondido en la Universidad, y otros estudios que más que
psicoanálisis o psiquiátricos parecían inspiración de un artista sensible y
observador. Todavía no se había desarrollado el cine en toda su plenitud sino
se hubiera inspirado en la forma de los cuetes, naves espaciales, zepelín para
ver “un falo” simbólico en todos ellos, pues el hombre cada día es más
impotente sexualmente y la proliferación de los gays les hace ver esos símbolos
en todas partes.
Una paciente de 92
años de mente clara, que me decía que
nunca había sufrido ni una Depresión en su vida y que había sido muy feliz, fue
con un psiquiatra. El doctor se quedó
mudo. Algún Síndrome tenía que endilgarle a la anciana. Y le dijo que portaba
“El Síndrome de Matusalén” pero ella no iba a irse así tan campante de la consulta. Le prescribió un montón de
psicofármacos para que la vieja no se fuera sin un diagnóstico y tratamiento.
La pobre mujer quería que la pusieran a descansar pues ya había vivido lo
suficiente, había disfrutado de la vida, su familia ya había muerto y quería
que el Señor la llevara ya, pero con una
pequeña ayudita. El médico le prescribió algunas drogas que la postraron en
cama. Así murió inconsciente. Esta vez el médico había sido muy perspicaz.
Yo también hice mi
aporte al psicoanálisis o la psiquiatría cuando ejercía en una ciudad de
Nicaragua.
Inspirado en las Santas Escrituras judeo-cristianas, me atreví
a inventar el “Síndrome de Adam y Eva”.
Cuando Dios hizo el Paraíso vio que necesitaba una
pareja humana: hombre y mujer los creo. Pero no sabía por qué le había puesto
un falo al Varón y una hendidura en la entre pierna a la mujer.
Las dos criaturas
humanas tampoco sabían para qué servían. Dios por la duda de que aquellas
partes de la anatomía iban más tarde a darle muchos problemas les dijo:
-Coman todo tipo de
frutas del jardín del Edén más de aquel árbol de jugosos, brillantes y grandes
melocotones no comeréis porque entonces mi furia se derramará sobre
ustedes y la utopía del Paraíso desaparecerá, igual que antes en que no había
nada.
No creo en la leyenda
de la serpiente chismeándole a la pareja de que comieran frutos de melocotones.
Lo cierto es que la varona digo Eva, tomó un día una fruta- las mujeres siempre
son las primeras en todo, sobre todo en eso de pecar-y se la comió. La encontró
deliciosa y dijo al varón:
-Da un mordisco a la
fruta para que veas qué buena es. Si te gusta, te haré luego pastel de
melocotones.- Adám siguió el consejo de Eva y comió de la fruta del árbol
prohibido.
Entonces, una fiebre
los embargó y un impulso desconocido se extendió por los dos cuerpos al punto
que aquellas partes anatómicas que no sabían para que servían, se acoplaron
perfectamente dándole el mayor placer de sus vidas.
El árbol de
Melocotones quedó sin un solo fruto en unos pocos días y hasta las hojas
desaparecieron.
Dios se enteró. El
Arcángel Gabriel, que era tremendo chismoso y confidente, le contó al Altísimo
de que se había quebrantado su prohibición.
Dios bajó de sus
mansiones celestiales- los dictadores de hoy día las tienen con piscinas y todo
el lujo que el pueblo no disfruta- y maldijo a Adam y Eva a perder el Paraíso
que tanto le había costado construir- en aquellos tiempos la argamasa, bestias
y aves había que importarlas de todo el mudo, lo que le había costado una
incalculable fortuna a toda la corte celestial que se sumergió en una gran
inflación espiritual.
Total. Si aquellos
accidentes anatómicos El mismo los había creado para obtener descendencia y no
desapareciera la especie humana. Nunca supe por qué les había prohibido
usarlos. ¿Sería por el placer que aportaban, cosa de la que EL estaba privado?
Un ejemplo fehaciente
de este Síndrome de Adam y Eva que yo descubrí me lo aportó mi secretaria de
consulta en Nicaragua. Era una chica tímida. Muy bien arreglada y olorosa a
perfume. Un día me pidió que quería consultarme algo. Me dijo con voz
avergonzada y pudorosa, con el rostro encendido y la cabeza gacha:
-Mire Doctor. El
problema es que mi marido y yo deseamos vehementemente tener un hijo pero hace
año y medio que lo estamos intentando y nada.
Mi instinto médico me
dijo que existía algo erróneo en las relaciones sexuales de la pareja y le
dije:
-¿Él usa
preservativos o vos tomás las píldoras o el hombre derrama su semilla fuera de
tu entraña? -le dije con mucho tacto.
-No sé, Doctor. Si yo
nunca se lo he visto -el miembro viril-
ni se lo he tocado ni nada semejante. Además, no tomo la píldora y no sé si usa
preservativo o no.
-¿Entonces usted no
siente placer?
-No. Siento como si
una banana verde, larga y dura, me destrozara las entrañas cada noche.
-¿En qué posición hacen el amor?-pregunté,
-En cuatro patas siempre, como si yo fuera una perra.
A mi la mente se me iluminó:
-¿Entonces su marido la penetra contra natura?
-¿Y qué es eso, Doctor?
-¡El no se coloca nunca encima de vos y le hace el amor por la hendidura de adelante!
-No. Doctor. ¿Esa apertura no es para orinar y para que nazca un Bebe?
-¡Ave Maria-dije asombrado- entonces vos sos virgen todavía!
-¡Por Dios. No mencione a nuestra Queridísima Madre de Cristo en esta suciedad!
-Quise decir que aun eres como una virgen por no hacer el amor como Dios manda.-hice una pausa-Traeme a tu esposo a la consulta para hablar con él. Es un burro con dos patas. Por eso no tenían un bebé.
-¿En qué posición hacen el amor?-pregunté,
-En cuatro patas siempre, como si yo fuera una perra.
A mi la mente se me iluminó:
-¿Entonces su marido la penetra contra natura?
-¿Y qué es eso, Doctor?
-¡El no se coloca nunca encima de vos y le hace el amor por la hendidura de adelante!
-No. Doctor. ¿Esa apertura no es para orinar y para que nazca un Bebe?
-¡Ave Maria-dije asombrado- entonces vos sos virgen todavía!
-¡Por Dios. No mencione a nuestra Queridísima Madre de Cristo en esta suciedad!
-Quise decir que aun eres como una virgen por no hacer el amor como Dios manda.-hice una pausa-Traeme a tu esposo a la consulta para hablar con él. Es un burro con dos patas. Por eso no tenían un bebé.
A mí se me iluminó el
cerebro con el Síndrome de Adam y Eva antes del pecado original.
Le expliqué algunas
técnicas sexuales que debería llevar a cabo, etc. etc. Como la chica era hermosa y muy deseable me
acerqué a ella para ser más explícito. Estaba yo excitado pero me contuve.
No vaya a ser que si le metía mano allí mismo le produciría algún Síndrome de esos Maníacos y saliera calle afuera gritando: ¡El médico me quiso violar! o algo parecido. Por eso no la toqué. Actualmente por solo hablar de sexo aunque seas un médico con su paciente te acusan de abuso sexual o intento de violación. Aunque en aquellos años era práctica habitual las relaciones sexuales con pacientes más osadas o entre el personal médico y paramédico.
No vaya a ser que si le metía mano allí mismo le produciría algún Síndrome de esos Maníacos y saliera calle afuera gritando: ¡El médico me quiso violar! o algo parecido. Por eso no la toqué. Actualmente por solo hablar de sexo aunque seas un médico con su paciente te acusan de abuso sexual o intento de violación. Aunque en aquellos años era práctica habitual las relaciones sexuales con pacientes más osadas o entre el personal médico y paramédico.
En los últimos años
los psiquiatras y psicoanalistas han tenido que modernizarse con la nueva
generación pop, de jóvenes de la música, la televisión, el cine y otros medios.
Por ejemplo algunos ya conocen:
El Síndrome de
Jennifer López: aquí hay un trastorno de
cómo se sienten las chicas en relación con el cuerpo. Todas quieren tener el
trasero de la cantante y actriz. Hay una verdadera manía para insuflarse
silicona o algún otro material en las nalgas y luego salir a la calle con
vaqueros ceñidos, o chores apretados a fin de lucir un C… suculento. ¿Ya existe
tratamiento para esto?
Síndrome del Rapero:
generalmente son morenos americanos que han hecho millones con sus raps y se
visten llamativamente con sobretodos de pieles de visón abiertos, sombreros de
ala ancha y múltiple Pierces de oro en las orejas y labios. Numerosas joyas le
enredan el cuello. Todos los jóvenes, sobre todo morenos, quieren imitarlos y
como no tienen los millones de dólares caen en algún tipo de depresión que
necesita atención psiquiátrica.
Síndrome de WHITNEY
SPEARS: adolescente que alcanzó el estrellato con imagen de colegiala traviesa-
incitación a los pedófilos-y cabellera dorada. Después que tenía muchos
millones se volvió rebelde, se rapó el pelo, se puso piercing y descuido a sus
dos hijos, al punto que perdió la custodia de estos. Luego luchó para
recuperarlos.
Díganme psiquiatras
¿Tiene tratamiento esto que no sean píldoras y píldoras sino psicoterapia que
es hablar de cerca con los pacientes con mucha paciencia y amor, que tratan de
imitar a estas figuras?
Ya no hay que
recurrir a la Mitología Griega. Solo observar la realidad alrededor. Los
tiempos cambian.
¿Por qué se nos
aceleraba el pulso, nos poníamos rojos y con la mirada fija y una erección que
rompía el pantalón en nuestra adolescencia frente a una foto a todo color y
semi desnuda de Marilyn Monroe. ¿Cuál era ese Síndrome que todos padecimos y
que nos hacía sentir culpables?
Éramos simplemente
chicos normales respondiendo a una descarga de testosterona como siempre, en
todas las épocas, ha pasado con la humanidad.
Ahora espero que no
me tilden de Psiquiatrofóbico, alguna razón tienen.
Dr. Orlando Vicente Alvarez
Dr. Orlando Vicente Alvarez
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