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Saturday, May 28, 2022

babylon .Babylon Boulevard. PIANO


SALVAJES, CIVILIZADOS Y MAL CIVILIZADOS
La historia de la mirada etno-céntrica se podría remontar hasta la Odisea de Homero, pero es con Joseph Conrad y “El corazón de las tinieblas” que adquiere su conciencia crítica. Ahora bien, en la medida en que el colonialismo conlleva aventura y negocio, descubrimiento y sometimiento, viaje al pasado y visión de futuro, abre un espacio muy propicio para la creación artística. También para la creación cinematográfica. Desde la apología del cine de piratas hasta el remordimiento del western crepuscular. Con todo, entre el maniqueísmo naif de los unos y la disculpa sincera de los otros, han surgido otras obras más explícitamente reflexivas. “El piano” de Jane Campion es una de ellas. Aunque ya se adivinaba en Coppola (Apocalypse Now) y en Herzog (Aguirre, Fitzcarraldo, Cobra Verde) una interpretación más profunda del hecho colonial es con esta película intimista que el análisis alcanza sus mayores logros. Para la cineasta, del choque entre culturas no surge, ni el recuerdo del paraíso perdido de Rousseau, ni la promesa global de la armonía preestablecida de Leibniz. Muy al contrario, el enfrentamiento deja traslucir hasta qué punto el binomio civilizado-salvaje salta por los aires ante la presencia de un tercer elemento: el hombre mal civilizado como triunfo del salvaje irredento. No obstante, y también esto se dejaba entrever en las cintas anteriormente citadas, “El piano” no deja de ser un artefacto ideológico. En contraste con la sordidez de la trama, la belleza restallante de las imágenes no es la prueba de lo que hubiera podido ser y no fue, de lo que merece ser alcanzado, sino la ´firme constatación de que cualquier lucha es una lucha perdida de antemano.Si hay un momento en la historia del cine en que el optimismo del cine de aventuras venía a avalar el anhelo adolescente de libertad, y por tanto de cuestionamiento del orden (familiar, económico, sexual), de igual modo, pero a la inversa, el pesimismo y el relativismo del cine de Jane Campion representa la vuelta a un orden inquebrantable, casi biológico, basado en la neurosis y la lucha por la vida. Frente al horror del general Kurtz, frente al último lamento de la conciencia moderna, se levanta hoy un cine posmoderno en que los hombres y las mujeres se han integrado en el majestuoso horizonte de la Naturaleza entendida ésta como mero decorado, como mero instrumento.

 

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