"Kafka era bonito, escribió Max Brod, una figura alta, un rostro marrón. Igual, siempre me imagino que de adolescente Kafka tuvo acné, dolorosas hinchazones que supuraban en el rostro y en el cuello, por lo que no podía afeitarse bien. Forúnculos, miedo al contacto. Una vez llegó a volver a su casa desde el extranjero porque tenía un forúnculo en la nuca: eso es un hecho. El extranjero y el forúnculo. ¡A no glorificar los hechos! Porque en la realidad nada gloriosa, Kafka era bonito."
- Peter Handke
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