La invitada (1943)
Simone de Beauvoir (1908-1986)
Con esta novela da inicio el periplo de esta filosofa y escritora francesa por el mundo de las letras. La obra está construida en dos partes, en la primera: una pareja de actores en edad madura se enfrenta al resquebrajamiento, o al menos pone en duda su relación amorosa cuando son sorprendidos con la llegada de una joven ruanesa; ella los hace tambalearse, uno ve la oportunidad de sentirse joven y poner a prueba sus dotes donjuanescos, la otra se percata que la edad se le echó encima y tiene que competir con una mujer mucho más joven que ella.
Él es actor y director de teatro, lleva un romance tranquilo y sereno con la mujer madura que es escritora, cuando esta conoce a una joven ruanesa que transita momentáneamente por París y debe regresar a Rúan al día siguiente, la mujer no puede evitar sentir lastima y ternura por ella y la convence de que debe quedarse y a su pareja lo convence de que deben ayudarla, él le propone que le hagan un préstamo en lo que encuentra un trabajo que le permita mantenerse para vivir en la ciudad.
La mujer es de un carácter apacible, trabajador y sensato; el varón es de carácter bonachón, vanidoso, aprensivo y cínico enamorado; la joven es caprichosa, voluntariosa y manipuladora. La mujer vive y se desvive por el varón, es su alter ego. Con la repentina llegada de la joven la relación entre ambos se enrarece, se vuelve difusa, opaca, el varón queda embelesado de la joven desde que la conoce y la ubica como <la perla negra> y buscando estar cerca de ella le propone darle clases de actuación para hacerla actriz. La mujer pasa de la benevolencia y lo caritativo, a la inseguridad y el rencor, es presa de los horribles celos que le causan inseguridad y la deprimen, quiere a la joven, le causa aún ternura y cariño, pero ama al varón hasta el tuétano y su mente divaga sin atreverse a esclarecer las cosas con él, es presa de las suposiciones y más aún de elucubraciones. Vive una verdadera vorágine de sentimientos llevándola a una crisis existencial, se cuestiona su relación, ¿qué la hace estar con él?, ¿qué rol juega en su vida?, ¿vale la pena vivir a su lado y sufrir este martirio? ¿Hacia dónde hacerse? ¿Quién es? Se encuentra en la encrucijada de sí ser una amante indulgente y sumisa para así retenerlo o, rebelarse y demostrar su furia y frustración reprimidas perdiéndolo. Y así, su mente le juega el peor de los juegos haciéndola caer en cama gravemente debilitada.
La segunda parte da cuenta de la completa conquista de la joven hacia la pareja madura. Con su modo de actuar y ser los somete a tal grado que a ella la deshace emocionalmente y a él lo avasalla. Es tal su poder sobre la mujer que a pesar de darse cuenta de la opresión no le queda fuerza de voluntad para salirse de esa relación por demás turbulentas y dañina, le falta determinación para… o no quiere acabar con esa relación; cuando se presenta la oportunidad y ella se llena de valor y pretende sacarlo, él lo evita a partir de un comportamiento casi paternal hacia la joven dándole totalmente el poder y haciéndola dueña de la situación y de ellos. El varón sabe que está sometido al expresarse de la joven como <<una pequeña dictadorzuela…>> y se excusa mencionando que tiene <<el antídoto>> aunque no sea así. Él tiene su propio objetivo y es el de tener le amor de la joven sin perder el de la mujer madura, incluso si esta última sale lastimada, no importa, para eso siempre hay excusas, explicaciones o chantajes.
Fue tal la irrupción de la joven en el medio de la pareja que termina por aplastar la identidad de ambos, para trocarla en una pertenencia. El varón se ve subyugado por la juventud de la joven, mas no por su belleza –de hecho, Simone la describe como poco agraciada– y la mujer por su enorme capacidad para retraerse o emerger dependiendo las circunstancias y trocarlas favorables hacia ella.
En verdad al leer las distintas confrontaciones del trío amoroso, no puede uno sustraerse de las escenas, la escritora es capaz de trasmitir fielmente el ambiente y la locación, los movimientos, mohines, gestos y rictus de los personajes; uno experimenta indignación ante tanto cinismo y desvergüenza y verdaderamente abomina la impavidez y sumisión que se proyectan, es este el momento en que la autora demuestra el porqué es una de las grandes de la literatura universal del siglo pasado.
Hacia el final, se viene la guerra, él está por partir para engrosar las filas del ejército francés que ha entrado a la guerra, la escena es estrujante, la despedida no se da –tal vez alguna promesa–, no puede emerger el cariño a través de las palabras, los sentimientos son reprimidos, no hay tiempo, existe el deseo, pero no el valor.
Leí por ahí que proyecta la relación que tuvieron su pareja Jean-Paul Sartre y ella con jóvenes estudiantes cuando impartía catedra en el Liceo, si es verdad, fue una relación tormentosa, escabrosa, lo que hoy se conoce como toxica. Pero si algo es cierto, es que esta novela desborda sensualidad, la autora se encarga de darnos varias pinturas sexuadas en el transcurso de la novela, por ejemplo, los bailes son comunes entre mujeres y estas derrochan sensualidad insinuando el homosexualismo entre féminas. La relación que existe entre la pareja madura es completamente abierta y transparente, no están sujetos a compromisos, se basa en el amor que se tienen ambos, no parece molestarles que haya otras personas en su vida, confían en el amor que se profesan, no es un amor absorbente, posesivo, es un amor que respeta el principio de otredad, donde se permite la existencia del otro y de ahí se parte para aceptar la existencia propia.
Hasta esta novela y después de <<Memorias sobre el matrimonio>> de Manuel Payno no había sentido tanta indignación; en verdad me irritó en la mayoría del trazo de la historia, no entiendo el porqué de tanta desatención de la mujer madura, el porqué de su estoicismo y jamás entenderé que una persona con un alto nivel académico, social y cultura caiga en esas simas tan obscuras y siniestras. Pero la escritora cumple con el objetivo para lo cual lo hace, muestra en una extensa novela el comportamiento humano, lentamente, sin detenerse, va mostrando, va desmenuzando las relaciones humanas entre los tres personajes protagónicos, aunque la importancia perentoria se la da a la mujer madura.
¿La recomiendo? Totalmente, y lo hago desde el aforismo que inmortalizo el escritor austriaco Franz Kafka: <<Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo ¿para qué leerlo?... Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros.>>
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