"Me gusta pensar en escritores como James Joyce, Hemingway, Ambrose Bierce, Faulkner, Sherwood Anderson, Jeffers, D.H. Lawrence, A. Huxley, John Fante, Gorki, Turgenev, Dostoievsky, Saroyan, Villon, incluso Sinclair Lewis y Hamsun, incluso T.S. Elliot y Auden, William Carlos Williams y Stephen Spender y el valiente de Ezra Pound. Me enseñaron tantas cosas que mis padres nunca me enseñaron, y también me gusta pensar en Carson McCullers con sus "The ballad of the sad café" (La balada del café triste) y "Reflections in a golden eye" (Reflejos en un ojo dorado). Ella me enseñó muchas cosas que mis padres nunca supieron. Me gustaba leer los libros de tapa dura de las bibliotecas, en su simple encuadernación azul y verde y marrón y rojo claro. Me gustaban los viejos bibliotecarios (varones y mujeres) que te miraban seriamente si tosías o te reías muy fuerte, y aun cuando se parecían a mis padres, en realidad no había ninguna similitud. Ahora ya no leo a estos autores que alguna vez leí con tanto placer, pero es bueno pensar en ellos. Me gusta pensar en toda esta gente que me enseñó tantas cosas que yo nunca había imaginado antes. Y me enseñaron bien, muy bien, cuando eso era tan necesario. Me mostraron tantas cosas que nunca creí que fueran posibles. A todos esos amigos los llevo bien adentro de mi sangre porque, cuando no había ninguna oportunidad, me dieron una".
-Charles Bukowski.
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