Lo que sé, que no es mucho, lo aprendí -entre otras cosas- leyendo a autores de ficción y de poesía, exponiéndome a la economía de recursos de Idea Vilariño, a la parquedad asesina de Lorrie Moore, a la severidad marcial de Fogwill, a la sensualidad desencantada de Scott Fitzgerald, a la hemorragia argumental de John Irving, a la tristeza tenue de Ethan Canin, a los rulos barrocos de Bryce Echenique, a la crudeza desencajada de A.M. Homes. Quizás por eso siempre me resulta difícil comprobar que muy pocos periodistas pueden decir quién fue John Steinbeck, quién es JEffrey Eugenides, o qué novela comienza con la frase "Pueden llamarme Ishmael". Y quizás por eso, cada vez, me pregunto qué suerte de malsana indiferencia hace que alguien dedicado a escribir -ficción o no ficción- no sienta ningún interés por la obra de autores como esos. Querer escribir y no querer leer no sólo es un contrasentido. Querer escribir y no querer leer es una aberración. Es, sin salvar ninguna distancia, como ser periodista y no tener curiosidad.
by Dr ORLANDO VICENTE ALVAREZ cuban uruguayan ,genius .guantanamero. Diploma in Christian anthropology of Spain. Doctor.Urologist. Volunteer in Caritas.Uruguay,Cuba,Nicaragua.REMEMBER,VICENTE.
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Monday, December 14, 2020
Lo que sé, que no es mucho, lo aprendí -entre otras cosas- leyendo a autores de ficción y de poesía, exponiéndome a la economía de recursos de Idea Vilariño, a la parquedad asesina de Lorrie Moore, a la severidad marcial de Fogwill, a la sensualidad desencantada de Scott Fitzgerald, a la hemorragia argumental de John Irving, a la tristeza tenue de Ethan Canin, a los rulos barrocos de Bryce Echenique, a la crudeza desencajada de A.M. Homes. Quizás por eso siempre me resulta difícil comprobar que muy pocos periodistas pueden decir quién fue John Steinbeck, quién es JEffrey Eugenides, o qué novela comienza con la frase "Pueden llamarme Ishmael". Y quizás por eso, cada vez, me pregunto qué suerte de malsana indiferencia hace que alguien dedicado a escribir -ficción o no ficción- no sienta ningún interés por la obra de autores como esos. Querer escribir y no querer leer no sólo es un contrasentido. Querer escribir y no querer leer es una aberración. Es, sin salvar ninguna distancia, como ser periodista y no tener curiosidad. - Leila Guerriero
- Leila Guerriero
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