Lectura del Evangelio
El
Señor designó a otros setenta y dos y los envió delante de él, de dos
en dos, a todas las ciudades y lugares que él mismo iba a visitar. Les
dijo: "La mies es abundante, pero los obreros son pocos; por eso, pedid
al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Empezad ahora, pero
recordad que os envío como corderos entre lobos. No llevéis bolsa, ni
alforja, ni sandalias. No saludes a nadie en la carretera.
En cualquier casa que entres, que tus primeras palabras sean: "¡Paz a
esta casa!". Y si en ella vive un hombre de paz, tu paz irá a descansar
en él; si no, volverá a ti. Quédate en la misma casa, tomando la comida y
la bebida que te ofrezcan, pues el trabajador merece su salario; no te
muevas de casa en casa. Siempre que vayas a un pueblo donde te den la
bienvenida, come lo que te pongan delante. Curad a los enfermos de ella y
decid: "El reino de Dios está muy cerca de vosotros"'.
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