José Blanca y Joaquín Cañizares son profesores de genética en la Universidad Politécnica de Valencia.
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La genética nos ha permitido conocer qué modificaciones genéticas seleccionaron los primeros agricultores. Una de las primeras fue la mutación “fas”; estos mutantes producen frutos más grandes y un tanto deformes. Los genes relacionados con la forma y el tamaño del fruto fueron algunos de los más afectados por la domesticación. Nuestro conocimiento actual de estos genes modificados es tal, que podemos recrear la domesticación, pero en vez de necesitar los miles de años que se requirieron originalmente, las técnicas modernas de ingeniería genética nos permiten pasar en unos pocos años y de un modo controlado desde una modesta planta silvestre a una variedad casi comercial, el equivalente de pasar de un lobo a un Chihuahua.
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